Decenas de lectores nos han solicitado que abordemos el tema del varicocele, ya que es poca la información que hay disponible sobre este tópico, a pesar de ser una entidad relativamente frecuente en la población masculina.

La depresión es una enfermedad muy común en nuestra sociedad. Se calcula que más de trescientos millones de personas la padecen en el mundo, y es la principal causa de incapacidad en el ámbito mundial. Aun cuando existen múltiples y efectivas formas de abordarla, cerca de la mitad de los afectados no reciben tratamiento, unas veces por la falta de recursos y otras veces porque se desconocen las características de la enfermedad como tal.

El matrimonio nunca debe ser motivo para suspender los proyectos personales. Los estudios, el trabajo, el cuidado de la salud, deben mantenerse a lo largo de la vida. La vida no termina cuando una persona se casa, al contrario, inicia una nueva fase en la que se cuenta con el apoyo de una persona que nos quiere para llevar a buen término todos esos proyectos.

En la vida sexual, uno de los aspectos más importantes es tener claro cuáles conductas sexuales son saludables y cuáles pueden resultar peligrosas. A diario los pacientes consultan con un sinfín de interrogantes en torno a si ésta o aquella práctica sexual  es buena, con frecuencia se cuestionan si tener relaciones con la regla, o si el sexo anal o el sexo oral pueden dañar la vida sexual de las parejas.

La próstata es una glándula que suele ser muy noble durante los primeros 40 años de vida, pero a partir de esa edad comienza a experimentar una serie de cambios, que  se vuelven cada vez más molestos y peligrosos. 

Algunos órganos gozan de una excelente reputación: son conocidos y apreciados por todos. Este es el caso del corazón, los ojos o los pulmones. Otros, por el contrario, son conceptualizados vagamente aun cuando tengan una función estelar en el organismo.

En materia sexual, las comparaciones no tienen cabida, porque la sexualidad es un gusto, y lo que fascina a unos le resulta insípido a otros y hasta chocante a algunos. Por eso no hay posiciones ni mejores ni peores, pues cada una aporta diversas sensaciones. 

Con la llegada del tratamiento para la impotencia, como Viagra, y  Juventus, es decir, del sildenafil, el mundo entero se sorprendió. La sexualidad se consideraba hasta ese momento, una actividad predominantemente  espiritual, mental o psicológica,  en la cual las variables emocionales jugaban un papel estelar.

La eyaculación retardada, es el problema sexual en la cual el varón experimenta un adecuado deseo sexual, logra fácilmente excitarse y por ende consigue y mantiene una buena erección, pero no es capaz de desencadenar el reflejo eyaculatorio, de tal manera que no puede expulsar el semen y si lo logra, es después de un estímulo muy prolongado.

Durante años, los problemas sexuales femeninos fueron excluidos del quehacer científico. La mayoría de las autoridades afirmaban que la mujer no era capaz de desencadenar una respuesta erótica y que el área sexual era exclusivamente reproductiva.

El ejercicio de la sexualidad por definición es una actividad físicamente gratificante que genera placer y deleite de manera desmedida, tanto al hombre como a la mujer, lo cual explica la enorme importancia que tiene en nuestra vida cotidiana y en la relación de pareja. En contraposición el dolor es el enemigo acérrimo del goce y cuando se hace presente durante el acto sexual, rompe el encanto y desvanece la magia de la intimidad.

Muchos padres nos escriben preocupados cuando observan ciertos comportamientos que catalogan como “amanerados” en el niño que generan rechazo ya sea en la escuela, en el barrio o por parte de allegados o de la misma familia.

A lo largo de la historia, el papel de la sexualidad en el desempeño deportivo ha sido motivo de acalorados debates. Aun en la actualidad la prensa continúa publicando las versiones encontradas de los diversos actores de la ciencia y del deporte.

El ser humano es sumamente complejo. Su vida emocional trascurre bajo la encrucijada de principios y deseos, normas e ilusiones, expectativas y temores. Muchos optan por sus deseos e ilusiones, otros le hacen caso a la prudencia y se rigen por el principio del temor y no pocos optan por una vida intermitente, que deambula entre una y otra.

Ese es el título de un reciente artículo divulgado por la prensa internacional que señala que la configuración de la mano y específicamente de los dedos,  puede ser determinante en la génesis de la infidelidad. Así,  la investigación señala que los hombres que tienen el dedo índice más pequeño que el dedo anular son más proclives a la infidelidad.

El 14 de febrero se transformó. Cambió su traje cotidiano y se vistió de gala. Dejó de ser un día de la semana para convertirse en celebración, en festividad y nada más y nada menos que en el Día del Amor. Aun cuando muchos lo tildan como una actividad más de “la sociedad de consumo”, la verdad es que muchas parejas desean vivirlo intensamente.

De un momento a otro, la vida se detiene. El despertador exhala su tempranero sonido, el tránsito deja de acosarnos, el jefe abandona su puesto siniestro y dándole la razón al mago Alberto, el tiempo, obediente a la leyes de la relatividad, se elonga alcanzando ese infinito relativo. Algo así dicen, los que saben por experiencia propia, que es la jubilación.

Uno de los problemas sexuales más frecuentes en nuestra sociedad es la eyaculación precoz. Ocurre cuando el hombre no puede controlar la salida del semen, de tal manera que termina sumamente rápido, al punto de no dar tiempo a la mujer de experimentar el placer y el deleite de la relación sexual.  Algunas veces el problema eyaculatorio es tan severo que muchos hombres eyaculan apenas introducen el pene en la cavidad vaginal y algunos aun antes de penetrar.

Mencionábamos que, con los cambios sucedidos en los sesentas, el deleite femenino se convirtió en una parte capital de la vida sexual de las parejas,  y, por ende, la eyaculación precoz se convirtió en una fuerte limitante del goce mutuo.

El ejercicio de la sexualidad por definición es una actividad físicamente gratificante que genera placer y deleite de manera desmedida, tanto al hombre como a la mujer, lo cual explica la enorme importancia que tiene en nuestra vida cotidiana y en la relación de pareja. En contraposición el dolor es el enemigo acérrimo del goce y cuando se hace presente durante el acto sexual, rompe el encanto y desvanece la magia de la intimidad.