QUERIÉNDOLA A ELLA ACOSTÁNDOME CON OTRAS
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Soy un hombre casado de 42 años. Toda una vida he estado enamorado de mi esposa. Desde que me casé solo tuve ojos para ella. Ambos nos queremos mucho, pero ella no le apetece tener relaciones. Aunque nunca me dijo que no, siempre lo hacía por mi y si no la buscaba por ella mejor. Hace unos años decidí no molestarla más y de vez en cuando tengo relaciones por fuera. Sigo con ella, pero sin tener sexo. Esto ha sido muy duro para mí.
Esta es una situación muy difícil para el hombre y muy difícil para la mujer. Él porque tiene que buscar afuera lo que no encuentra en la casa y ella porque presume que si él no la busca es probable que tenga “algo” por fuera.
Tradicionalmente esa fue la forma en que se resolvieron los problemas sexuales cuando ambos miembros de la pareja se amaban. Él con tal de no perderla a ella como compañera, prefería buscar ya sea un vínculo fuera del matrimonio o mantenía encuentros fortuitos con diversas mujeres. Ella, por otra parte, “prefería hacerse de la vista gorda”, porque el resto de la relación de pareja le resultaba gratificante. Suena difícil de concebir, pero es común que esas parejas aun en esas circunstancias se profesen un cariño genuino.
Claro está, esto sucedía antes porque la ciencia no tenía ninguna respuesta. No existían los tratamientos ni los avances con los que hoy contamos, así que esa era la única solución posible junto con el divorcio que en esas épocas eran también mal vistos. Hoy, por el contrario, no hay razón para vivir así. Hoy no hay razón para resignarse a una vida de pareja carente de la magia del sexo. Hoy contamos con los tratamientos necesarios para resolver la inmensa mayoría de los problemas sexuales tanto del él como de ella.