SIEMPRE HE VIVIDO EN CUARENTENA
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Soy un hombre soltero de 31 años. Siempre pensé que yo tenía una vida normal, pero desde que se decretó la CUARENTENA me he dado cuenta que mi vida siempre ha sido muy solitaria, porque yo no sentí mayor cambio con el aislamiento por la PANDEMIA. Mi vida siempre fue de la oficina a la casa y de la casa a la oficina. Pero ahora, sí siento una necesidad de compañía y de tener amigos, pero también me siento muy viejo para empezar.
La PANDEMIA nos ha dejado muchas enseñanzas, desde luego, lo que debemos aprender de esta tragedia varían de un individuo a otro. Así, en menor o mayor grado, todos nos hemos dado cuenta a lo largo del último año que el mundo que teníamos antes de la CUARENTENA, era un mundo lleno de oportunidades tanto físicas, emocionales, recreativas, laborales, sexuales, académicas, lúdicas, en fin, como generación teníamos a disposición una vida que ninguna otra generación previa había tenido y precisamente, algunos se han dado cuenta que estaban pasando por alto todas estas opciones y que le habían dicho, no a la vida, y habían restringido su cotidianidad a pasar aislados, restringiendo su existencia entre cuatro paredes.
Es claro que son muchos los que han pasado su vida recluidos, alternando sus faenas laborales, con horas eternas frente a una pantalla, sea para ver televisión, Netflix, YouTube o Facebook, mientras piden comida chatarra a la transnacional de la esquina.
Se tengan veinte o noventa años, tenemos que entender que la mesa está servida, que la vida es un banquete del que cada uno se sirve lo que desea. Por eso, ahora que las medidas biopreventivas se han relajado y más aún cuando pase esta PANDEMIA debemos derribar el aislamiento, conocer gente, hacer amigos, crear vínculos emocionales, hacer ejercicio, comer bien, mantener el peso, alejarse de las “malditas” drogas, en fin, servirse la vida con cuchara grande.