YO DUERMO, PERO NO ME SUSTENTA, AMANEZCO CANSADO.
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Soy un hombre de 36 años que vive en unión libre. Ahora con la PANDEMIA no estoy particularmente asustado, creo que, como todo el mundo, siento cierta presión, pero nada más. El problema es que me acuesto y mi pareja dice que duermo bien, pero como que tengo el sueño muy superficial, estoy al tanto de cualquier ruido, que no me despierta, pero lo percibo como si lo estuviera. Amanezco como si me hubieran dado una paliza y esto me ha afectado hasta en lo sexual.
Los problemas para dormir son muy frecuentes en nuestra cultura y sin lugar a dudas han aumentado en estos últimos meses en relación con toda la tensión que se vive por la PANDEMIA y el confinamiento.
Para entender las consecuencias del mal dormir debemos recordar que una de las funciones del sueño es relajar diversas estructuras corporales para que estén listas para empezar el día.
Se cree que durante el sueño el cerebro ordena y tramita toda la información recibida durante la vigilia, mientras que los músculos, los ligamentos, las articulaciones, reparan pequeñas y microscópicas lesiones que se producen con la actividad diaria. Por eso cuando se ha conciliado un sueño profundo, se amanece, lleno de energía, con la mente “clara” y con el cuerpo relajado.
Por el contrario, cuando se tienen problemas para dormir es común que se experimenten problemas para concentrarse, dolores musculares, cansancio, fatiga, y también se producen problemas en la esfera sexual.
Es claro que el nerviosismo y la ansiedad causan problemas para dormir, pero también hay otras condiciones que juegan un papel protagónico, como el sobrepeso, los ronquidos, los cuadros de alergias sobre todo la alergia nasal, por citar algunos. Por eso en la actualidad contamos con especialistas dedicados a estudiar los problemas del sueño, que se encargan de encontrar las causas y de esta manera instaurar el tratamiento