Soy una mujer de 40 años, divorciada. Siempre he tenido el sudor normal que tiene la gente, pero desde hace unos meses comencé a notar que las blusas me quedaban con un olor desagradable y pensé que era algo de momento, pero el olor no se quita. Yo me huelo en el día y huelo mal, aun cuando use desodorante. Ahora me lavo las axilas tres veces al día, pero sigue ese mal olor. Creo que he usado todos los desodorantes que existen y no me funcionan.

Todas las personas tenemos un olor personal, olor que la mayoría no percibe y que tampoco lo perciben terceras personas. También el sudor de cada persona tiene un olor que normalmente no es fuerte y por eso es fácilmente enmascarado con el uso de desodorantes o eliminado con los antitranspirantes.

Sin embargo, en algunos el olor es intenso y desagradable al punto que estos productos químicos no logran disimularlo y esto tiene repercusiones a múltiples niveles, tanto en el ámbito social, laboral como emocional. Estas personas simplemente huelen mal y como tal, sienten vergüenza, pena y angustia en los acercamientos cotidianos.

En la mayoría de los casos ese olor es provocado por unas bacterias que infectan la piel y que cambian totalmente la composición química de las secreciones de las glándulas productoras del sudor. Por eso, en la actualidad se puede tratar este problema y en la mayoría de los casos, el sudor vuelve a tener el olor normal.

Desafortunadamente los problemas con el sudor afectan de manera considerable la autoestima, por eso muchas de estas personas, tanto hombres como mujeres, adolescentes y adultos, no acuden a la consulta creyendo que ese mal olor es propio, desconociendo que es producto de una infección bacteriana que se puede tratar.