Soy una mujer casada de 27 años. Soy seguidora suya desde que estaba en la escuela. En mi casa todos lo vemos siempre. Me casé hace un año y aunque no vivimos mal, no le encuentro sentido, ya que vivimos juntos, pero todo es muy aburrido. Nos llevamos bien, y no discutimos, pero ni siquiera sé para qué me casé. En el sexo no andamos mal, pero ni me hace gracia. La gente dice que el matrimonio aburre y creo que eso me está pasando

Es crucial conocer la función básica de la relación de pareja, en el sentido, que si se opta por dar ese paso tiene que ser con una total conciencia de lo que se pretende y de las exceptivas que se manejan. Por definición el matrimonio es un vínculo emocional que se crea para aumentar la calidad de vida y estabilizar la relación de ambos con la sociedad.

Es decir, la gente se casa, bajo la idea de que va a vivir mejor, porque va vivir con la persona que quiere y por eso la decisión de casarse debe ir precedida de varios cuestionamientos, entre ellos, si realmente se quiere a esa persona, si le gustaría compartir toda la vida o mucho tiempo al menos, y si en verdad se quiere hacer un proyecto de vida mutuo.

Muchos optan por la vida en común por motivos banales, sea un interés económico, social, familiar, y aunque sorprenda hasta por motivos sexuales, que por sí mismo no suelen ser suficientes para una vida marital vitalizada y es común que en cuestión de unos cuantos años aflore el desencanto.

Los buenos vínculos mejoran con el tiempo, “se ponen cada vez mejor”. Los malos vínculos empeoran día a día. Y aun cuando ambos pueden enfrentar crisis y problemas, los buenos vínculos suelen salir fortalecidos, los malos vínculos debilitados. Como bien dicen los poetas, lo difícil es “vivir amando” en una sociedad donde se “vive peleando”.