NO SE QUIERE QUITAR EL ANILLO
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Soy una mujer de 58 años. Muchos dirán que soy muy vieja para seguir sus publicaciones, pero a usted yo lo veo desde que tenía en 30 años y siempre aprendo con sus comentarios. Tengo un hijo que hace cuatro años la esposa lo dejó, ella se fue con otro. Hace dos años se divorciaron, y ella hizo su vida y se volvió a casar, pero él se aisló totalmente, no sale con nadie y todavía sigue usando el anillo de casado.
Los estudios señalan que el divorcio es una experiencia difícil de asimilar y hay muchas personas que no logran superarlo fácilmente. Desde luego la mayoría de las personas se recuperan de estos golpes emocionales y al cabo de unos meses ya asumen una vida normal en la que afloran nuevas relaciones y vínculos emocionales.
Algunos, por el contrario, no logran reponerse del impacto de la separación y mantienen por años la esperanza de una reconciliación aun cuando el excónyuge tenga nuevo vínculo. Bajo esa falsa expectativa se aferran a los recuerdos y es común que pasen los días esperando el retorno de esa persona amada. Es particularmente simbólico que, ya divorciados, se siga utilizando el anillo matrimonial, como una forma de decir, yo sigo casado o yo sigo esperando.
Diríamos que esto es entendible que suceda por unos meses, pero cuando se prolonga a lo largo del tiempo, y el individuo, se niega a aceptar la realidad, se mantiene aislado y evita nuevas relaciones, es momento de buscar ayuda profesional, de lo contrario puede sumergirse en un auténtico cuadro depresivo, del cual es difícil recuperarse.
En general, siempre que sucede un divorcio es aconsejable la consulta psicológica orientada a que la persona pueda rehacer su vida, a que asimile la separación y a que cifre sus expectativas emocionales en un nuevo vínculo.