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PENSÉ QUE ÍBAMOS A TENER UNA FIESTA EN LA CAMA

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PENSÉ QUE ÍBAMOS A TENER UNA FIESTA EN LA CAMA

Soy una mujer de 24 años, vivo en unión libre. Hace tres años me fui a vivir con el novio de toda mi vida.  Yo pensé que ya viviendo juntos todos los días íbamos a tener una fiesta en la cama, pero que va. Tenemos muchos gastos, y él trabaja tiempo y medio y yo salgo muy tarde y hacer todo lo de la casa nos devora el tiempo. Estoy decepcionada, nos iba mejor cuando yo vivía con mi mamá y él con la familia.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Vivir con los padres y además tener un romance conlleva ciertas dificultades, en el sentido de que no se puede vivir abiertamente la vida sexual, y por lo general las parejas deben recurrir a hoteles y/o moteles para tener privacidad.

Por eso, cuando estas parejas optan por la vida en común imaginan que todo va a ser un “lecho de rosas”, porque ahora tienen su nidito de amor, sin embargo, algunas veces, es necesario trabajar más para poder costear los nuevos gastos, alquiler, luz, agua, comida, en fin, un sinnúmero de cosas que usualmente no pagaban cuando vivían con los padres. Además, ahora hay que cocinar, lavar la ropa, aplanchar, lavar los platos, faenas que con frecuencia realiza la mamá.

Cuando cada uno vivía con los padres y aportaba dinero mensual para los gastos y participaba de las faenas domésticas, el irse de la casa no suele ser tan difícil, por el contrario, cuando ambos son niños mimados que no aportan dinero ni realizaban labores hogareñas, el paso puede ser difícil de asimilar, y es común que se vea afectada tanto la esfera emocional como el área sexual.

Son muchas las parejas que se disuelven, porque no aguantan ese paso independentista, y anhelan volver a la casa de los padres donde tenían todo sin ningún esfuerzo. Otros logran asimilar estos cambios y pueden conformar un verdadero vínculo de pareja.

 

 

 

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