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UNA BUENA COSTUMBRE.

MI SUEGRA NO SE VA.

Ayuda temporal

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MI SUEGRA NO SE VA.

Es una sabia costumbre en nuestras familias, que la suegra apoye a los nuevos padres a criar y cuidar al niño recién nacido. De esta manera todo el bagaje familiar pasa de generación en generación, brindándole la seguridad a la nueva madre y asegurando un cuido esmerado al recién llegado, sobre todo en esos primeros días en que lidiar con el rol de la maternidad suele ser realmente difícil, particularmente para los padres primerizos.

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Desde luego, se tiene que entender que esta es una ayuda transitoria y que salvo condiciones especiales no debe sobrepasar las cuatro o seis semanas. El problema surge cuando por diversas razones este periodo se alarga, coartando la privacidad de la pareja. A veces es la hija, quien teme enfrentar el rol de madre sola y no quiere que su mamá se vaya, de manera que directa e indirectamente prolonga su estancia.

Otras veces es la suegra la que considera que todavía su hija no está a la altura de la maternidad y teme por la seguridad del nuevo retoño. Sea por la razón que sea, es crucial que la pareja asuma este nuevo reto, con independencia y autonomía.Claro está, a veces a las familias les cuesta abordar esta situación y es común que el silencio reine con tal de evitar una conversación incómoda.

Aun así, este es un tema que se debe conversar de manera pausada y respetuosa, para que se logre entender la importancia de que la  pareja asuma los roles de la paternidad y cuenten nuevamente con la privacidad que la intimidad amerita.Además, es muy importante recordar que la relaciones yerno – suegra y nuera - suegra son relaciones muy tensas y tilintes por definición, en el sentido que con cualquier desavenencia se pueden generar fuertes encontronazos que luego resultan difíciles de superar.  

De tal forma que no debe ser el yerno o la nuera la que hable con la suegra, sino más bien el  hijo o hija, que son los que saben cómo hablarle a la mamá para que no se resienta. Asimismo en caso de que surja un resentimiento, la relación madre – hijo es tan estrecha e intensa que con el pasar del tiempo se olvidan esos pequeños conflictos y fácilmente se restauran las relaciones familiares.

Debemos recordar que le nacimiento de un niño cambia totalmente la dinámica marital, el niño demanda tiempo, los padres generan temores y angustias, y usualmente relegan a un segundo plano el vínculo afectivo y todo esto a veces puede dañar de manera importante la relación. De ahí la importancia que la pareja cuente con la privacidad suficiente para que puedan mantener su vida sexual y sobre todo su vida afectiva.

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