Cada cierto tiempo me veo en la obligación de abordar este tema, debido a la alta frecuencia de lesiones cancerosas y precancerosas que a diario se presentan en nuestro país producto de este virus.

Hay que recordar que el Virus del Papiloma es un germen microscópico que no provoca síntomas ni molestias en la inmensa mayoría de los casos, por eso cuando ingresa al cuerpo de la mujer, lo hace de manera silente y permanece por mucho tiempo sin que la mujer se percate de su presencia.

Hasta hace unos pocos años, se creía que este virus, era una simple enfermedad venérea menor, es decir, que aunque se trasmitía a través de las relaciones sexuales, no provocaba ninguna alteración importante. A raíz de varias investigaciones realizadas en la década del noventa, se llegó a la conclusión que el virus del papiloma es el causante del cáncer del cuello de la matriz, también conocido como el cáncer de cerviz.

Este hallazgo brindó esperanza, a miles de mujeres que año a año presentan lesiones precancerosas y cancerosas producto de este virus. En Costa Rica el cáncer de cérvix ha sido el látigo de la salud ginecológica y aunque muchos de estos cánceres se pueden detectar a tiempo con la simple toma de un Papanicolaou, la verdad es que son muchas las mujeres que no han logrado entender la importancia de este examen y lo postergan por años.

Hoy sabemos que este virus no provoca un cáncer de la noche a la mañana, sino que toda la transformación cancerosa se da en etapas. Así al inicio simplemente encontramos las lesiones virales, luego observamos; cómo los tejidos comienzan a alojar ciertas áreas precancerosas llamadas displasias, las cuales al inicio son leves, pero conforme pasan los años avanzan a moderadas y luego a severas. Al llegar a severas, y sino se ha recibido el tratamiento oportuno, el virus puede provocar un auténtico cáncer, el cual cede con el tratamiento oportuno y adecuado, sin embargo en muchos casos, no se instaura el tratamiento y el cáncer progresa y se extiende a todo el organismo, provocando la muerte de la paciente.

Curiosamente esta situación tan apremiante que vive la mujer que porta el Virus del Papiloma contrasta con lo que sucede en el organismo del varón, donde el virus rara vez provoca lesiones y así el hombre es realmente un vector, es decir, un trasmisor de la enfermedad que la porta, la trasmite con las relaciones sexuales pero que no la padece.

Hoy contamos con varias formas de diagnosticar la presencia del virus y clásicamente siempre hemos contado con el Papanicolaou para diagnosticar las lesiones precancerosas llamadas displasias, sin embargo, rubros importantes de nuestra población femenina descuidan estos controles y engruesan las filas de mujeres que corren riesgo de sucumbir ante el cáncer.

Hoy se habla del advenimiento de la vacuna y aunque es un gran descubrimiento es importante señalar que no protege ni está indicado usarlo en las pacientes que ya tienen el Virus del Papiloma y mucho menos en aquellas que han desarrollado procesos precanceroso o canceroso. Además su costo tan elevado, por el momento, la convierten en una vacuna difícil de aplicar a toda la población.

Por eso la Colposocopía, el Papanicolaou o la técnica de monocapa y la muestra de HPV, son los mejores aliados en la lucha contra el cáncer. Estos procedimientos son simples, con costos relativamente accesibles y muchos de ellos están disponibles en la Caja Costarricense del Seguro Social, de manera que es cuestión de tomar la decisión de acudir al médico para recibir estos beneficios.