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Conducta humana

TERAPIA DE PAREJA

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TERAPIA DE PAREJA

Las conductas de las personas, obedecen, ante todo, a formas aprendidas de comportarse.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Los niños son nuestra creación. Este es un concepto que no debemos olvidar los padres cuando educan a sus infantes y, sobre todo, cuando estos alcanzan la etapa de la juventud que es donde se observa con mayor frecuencia lo que hicimos bien o mal.

Es vital recordar este concepto, porque con frecuencia algunos padres se quejan de las conductas de sus hijos como si fueran seres ajenos a su responsabilidad, se quejan como si se hubieran educado solos, como si no hubieran estado a cargo de nosotros, los adultos. Es necesario dejar claro que nuestros hijos son nuestra creación y que en ellos veremos plasmado buena parte de las enseñanzas que les dimos y sobre todo, todas aquellas que no les dimos.

La ciencia ha determinado que la escuela y el colegio o al menos las clases que dentro de sus aulas se imparten, son poco importantes en el fondo que es la vida. El ser humano tiende a aprender más de las vivencias y que las conductas que asume de adulto, están determinadas por los modelos de vida que presenció en su infancia.

De una manera algo irónica, nos damos cuenta que muchas de las quejas que los adultos tienen de los jóvenes, son sencillamente conductas replicadas por el joven que las presencia y las copia de los adultos de su medio.

Nos quejamos de que la juventud toma licor, fuma, consume drogas, conduzca a altas velocidades, de su violencia, su agresividad, su forma soez de contestar, sin percatarnos que así son los adultos de nuestra sociedad.

Por eso, en estos días de celebración y regocijo que se acercan, es importante que los menores se expongan a ambientes llenos de alegría, armonía, lejos de las malditas drogas como el licor, el cigarro y las drogas mayores.

De poco sirven los colegios caros, los intercambios culturales en otros países, las clases de danza o de guitarra, si en el seno del hogar el infante y el joven se exponen a nefastos ejemplos que son, desgraciadamente, los que suelen determinar sus conductas de adulto.

Ojalá que en estos días libres que se avecinan se puedan realizar actividades familiares, llenas de deporte, de sol, ejercicio, buena comida y carentes de esa violencia que año a año suceden en las festividades navideñas.

En aquellos hogares donde reinan los malentendidos y los enfrentamientos, la Navidad es un momento propicio para superar los falsos orgullos y darse cuenta que la hostilidad y el convivio conflictivo suelen arruinar nuestra mayor creación, los hijos.

Muchos adultos recuerdan con amargura las fiestas navideñas, porque en su infancia fueron víctimas de maltratos y desdenes, y a veces no se dan cuenta que cada navidad le brinda la oportunidad de vivir todo aquello que no se vivió en su infancia, que la navidad es la época en la que los grandes son chicos y los chicos son grandes.

De manera que con estos días soleados de diciembre es hora de ir a mejengear con nuestros niños, ver películas familiares, armar un rompecabezas, volar un papalote, jugar a las luchas en la cama, en fin todo aquello que a lo mejor no vivimos plenamente cuando niños y que hoy es el momento de hacerlo, y con ello estaremos formando integralmente a nuestros hijos.

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