Los estudios pioneros de Masters y Jonson establecieron las bases para el estudio científico de la sexualidad, y quizás el aporte mas importante fue establecer las etapas que se producen durante un acto sexual, información que permitió posteriormente establecer cuales eran las alteraciones que se podían producir en cada una de ellas.

La primera etapa de la respuesta sexual es el deseo, que se experimenta como un apetito, una necesidad, una urgencia de gratificación sexual, el cuerpo responde con un estado de alerta y de percepción total de la situación sexualmente estimulante. Las alteraciones en esta etapa producen la apatía sexual o deseo sexual inhibido, que es una disfunción donde las personas no apetecen de tener relaciones sexuales.

El deseo se continua con la fase de excitación en la cual se produce la erección del pene y la lubricación vaginal, acompañada de un aumento en la frecuencia cardiaca y de la frecuencia respiratoria. La disfunción eréctil o impotencia es la alteración de esta etapa en el hombre y en la mujer es la ausencia de lubricación vaginal.


Cuando la excitación llega a su máxima expresión se mantiene durante algún tiempo sin modificaciones, fase que se llama meseta, que es un especie de excitación sostenida, donde la erección y la lubricación llegan al punto de mayor intensidad. Esta es la etapa que se altera en la eyaculación precoz, donde el reflejo eyaculatorio se presenta tempranamente.  

Esta fase de meseta es interrumpida por la descarga súbita e intensa de toda la energía sexual acumulada provocando un placer desmedido que es la fase orgásmica. La  incapacidad para eyacular y la incapacidad para alcanzar un orgasmo son las alteraciones mas frecuentes de esta etapa.

Posteriormente se produce la fase de resolución, en la cual todas las modificaciones de la respuesta sexual desaparecen gradualmente hasta conseguir el estado previo.

La disfunción sexual mas frecuente en el varón es la eyaculación precoz y en la mujer la incapacidad para alcanzar el orgasmo o disfunción orgásmica. En la actualidad contamos con tratamientos que suelen resolver estos problemas sexuales.

De igual manera con las alteraciones del deseo así como con la disfunción eréctil o impotencia, en donde los avances científicos nos han permitido brindarle solución a la mayoría de la parejas que acuden con estos males.

Aun cuando la sexología es una rama joven de la ciencia, los hallazgos científicos permiten beneficiar prácticamente a todas las personas que sufren estas disfunciones, con abordajes relativamente breves y simples, con tasas de éxito elevadas.