Soy una mujer de 35 años. Vivo en el extranjero, pero siempre lo sigo por las redes sociales. Hace unos días fui al ginecólogo y entre los exámenes de rutina me indicó hacerme la mamografía. Me extrañó porque yo creí que se hacía solo en personas mayores, luego me puse a pensar si me la envió porque tengo el pecho muy grande. Yo siempre me auto examino y no me toco nada, ni tengo molestias o dolores.

La mamografía es un examen especial realizado con rayos X que nos permite identificar imágenes sospechosas que pueden en algunos casos, corresponder a procesos cancerosos o precancerosos del seno. Se realiza después de los 35 años porque es hasta ese momento en que los tejidos mamarios se pueden ver adecuadamente con la mamografía. Algunas escuelas recomiendan que este primer estudio se realice precisamente a los 35 años, otras optan por realizarlo hasta que la mujer cumpla los 40 años.

Particularmente, el seno grande no tiene un riesgo mayor de desarrollar un proceso canceroso, ya que usualmente el gran tamaño está dado por el tejido graso, que no tiene potencial canceroso, mientras que el tejido glandular que es donde se puede formar un cáncer, suele tener un tamaño similar al de un pecho pequeño.

Sin embargo, los senos voluminosos tienen la limitante de que no se pueden examinar manualmente de forma exhaustiva, ya que el tamaño impide tocar las zonas centrales, por eso, es recomendable darles a estas pacientes el beneficio, ya sea de la mamografía o del ultrasonido, de tal forma que me parece muy acertada la decisión del ginecólogo, sobre todo en estos tiempos en que el cáncer de mama se ha vuelto tan frecuente.