Soy una mujer casada de 32 años. Me casé hace cuatro años, y tengo una buena vida con mi esposo, nos llevamos bien. El problema es que yo desde hace 10 años, mucho antes de casarme, tengo un amigo que también es casado con el que me veo una o dos veces al año, porque él vive en el extranjero y tenemos relaciones. No sé si eso cuenta como infidelidad, porque es una relación de casi toda la vida.

En materia emocional es común que seamos muy indulgentes con nuestras conductas y por el contrario muy juiciosos y censurantes con el comportamiento de los demás, esto es particularmente cierto en las relaciones de pareja.

Mantener relaciones sexuales con otras personas cuando se tienen un compromiso de pareja es precisamente la definición de infidelidad, de tal forma que “sí cuenta como infidelidad”. Pero en realidad el asunto va más allá de los conceptos, al margen del contexto, la infidelidad en el momento en que es descubierta genera un enorme sufrimiento emocional a la pareja, sin contar que lo expone al riesgo de un contagio venéreo.

Hay algunos ejercicios mentales que nos permiten entender las repercusiones de la infidelidad así por ejemplo es útil pensar, que se sentiría si fuera al revés, es decir, si me imagino que la persona que es infiel es mi pareja, y darle el verdadero contexto, como en este caso, la infidelidad es con un compañero sexual de larga data. De igual manera, es útil pensar, que se sentiría si el día de mañana me detectan una enfermedad venérea porque mi pareja estuvo con otra persona. Esto nos ayuda a entender el verdadero trasfondo emocional de la vida extramarital.

Por eso, en estos casos es importante reflexionar de manera profunda sobre el valor que tienen el vínculo marital y en contraposición la relación extramarital, y todo lo que está en juego. Algunas personas no logran resolver la situación y requieren de la ayuda profesional para aclarar sus sentimientos y posiciones.