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ME ENAMORÉ DE UN PRIVADO DE LIBERTAD

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ME ENAMORÉ DE UN PRIVADO DE LIBERTAD

 

Soy una mujer divorciada de 39 años. Me separé hace 9 años y me fui a vivir a Estados Unidos, desde entonces no he tenido relaciones sexuales. En mi mente dije no más amores. Por cosas del trabajo me tocó laborar en varios centros penales y en una que va y en otra que viene comencé a sentir atracción por un muchacho privado de libertad. Me parece muy bueno, pero a uno le entran dudas por su situación. Él sale en menos de un año y me da miedo equivocarme.

 

Escribir al DR. Mauro Hoy

Lo primero que tenemos que aprender de este tipo de situaciones es que el amor surge en todos los rincones, y que aun cuando exista una negativa para volver a amar, el amor siempre se impone. 

Al margen de estas consideraciones debemos comprender que en sociedades como las nuestras existen muchos prejuicios sobre las personas que están descontando penas en centros penales, olvidando que muchos de ellos al salir se reincorporan a la sociedad y llevan una vida loable.

De tal manera que el punto importante no es que sea un privado de libertad, lo importante, al igual que con cualquier otra pareja, es que exista una relación genuina, basada en el sentimiento y la atracción. Cuando él salga, tendrán todo el tiempo del mundo para conocerse a fondo y será el tiempo el que dirá si podrán conformar una vínculo estable y duradero.

Sin embargo, a diferencia de otras relaciones, ambos van a tener que aprender a ignorar muchas voces hirientes, que criticarán la relación, algunos creyendo que hacen un bien y otros que deliberadamente aprovechan estas situaciones para dañar. A veces es tal la presión que se vive que resulta conveniente buscar ayuda profesional para que les asesore en cómo llevar esa relación sin que medien los demás.

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