Soy un hombre de 34 años, he tenido varias novias con la que he mantenido vida sexual, sin embargo, nunca he logrado una relación permanente. Lo más que he durado con una muchacha ha sido un año y siete meses. A veces soy yo quien termino la relación otras veces han sido ellas. Sea como sea, esto me deja un sabor amargo en el sentido que yo quiero algo estable, casarme y a mi edad no lo he logrado. No sé si el del problema soy yo o serán ellas.

Hoy la sociedad de occidente ha entendido aquella máxima oriental del maestro Kan que reza “la búsqueda de una pareja es la búsqueda de toda una vida”. Son muchas las razones que explican tanto la soledad como la incapacidad de formalizar una relación. 

Son muchos los que a buenas y primeras echan las campanas al aire y optan por la vida marital de manera apresurada, y así de rápido, con frecuencia se dan cuenta del error. Otros pierden el interés porque ven en cada mujer una conquista sexual y una vez que han disfrutado los placeres de la cama, no hay vínculo que los una. Recordemos que el sexo es el hilo más delgado con el que se puede sostener una relación. 

Desde luego que están aquellos que exigen demasiado a la pareja, casi tiene que ser una mujer perfecta, y ante cualquier defecto, error o disgusto disuelven la relación. Son desdichados que andan por la vida cargando expectativas irreales. Sirvan estos tres ejemplos para entender que son múltiples los factores que nos impiden encontrar “el amor de mi vida”.

Afortunadamente hoy contamos con diversos abordajes que nos permiten identificarlos y a la vez modificarlos con lo cual es más probable gozar de una relación de pareja estable.