Soy una mujer soltera de 27 años. Estoy saliendo con un muchacho desde hace cuatro meses. Nos llevamos muy bien y a mí me encanta, aunque nos vemos poco porque trabaja de noche. Prácticamente nos vemos solo los fines de semana. No hemos tenido relaciones todavía, pero sí caricias, lo malo es que él con solo los besos termina. A los dos nos da pena porque hasta se le moja la ropa y a mí me preocupa cómo va a ser en la cama.

Esta es una situación característica de las etapas iniciales del noviazgo. Cada encuentro representa la oportunidad para que surjan los besos, abrazos y caricias que, por estar empezando el vínculo, no terminan con el acto sexual, de tal forma que se experimentan altos niveles de excitación que rápidamente conducen al orgasmo tanto en ella como en él. 
Claro está, en el varón, el orgasmo se acompaña de la salida del semen, lo cual es totalmente normal y no indica que se tenga un problema de eyaculación precoz.

Muchas parejas, y particularmente los hombres, temen por estas eyaculaciones que suceden con solo los besos y caricias. Por eso, es importante señalar que la eyaculación precoz, o las eyaculaciones rápidas que nos hablan de un problema sexual de fondo, son aquellas que ocurren en personas que tienen vida sexual periódica y sin restricciones, es decir, que pueden tener relaciones sexuales cuando la desean. Cuando los encuentros íntimos son limitados sin poder concluir con el acto sexual, se produce una enorme tensión sexual y es normal que el semen salga con rapidez.

También es esperable que, en estas parejas al iniciar las relaciones coitales, la eyaculación siga siendo rápida. El control eyaculatorio se alcanza al cabo de unos cuantos meses de tener relaciones frecuentes.