Por mucho tiempo se manejó la idea tanto en el mundo médico como en el ámbito popular que soplar en los diferentes orificios de los órganos genitales encerraba un enorme peligro. Se creía particularmente que podía provocar un cuadro clínico llamado embolia gaseosa el cual puede hasta provocar la muerte.

Hoy sabemos que insuflar aire como forma para generar placer es una práctica relativamente común en las parejas y está enmarcada dentro del gran apartado del sexo oral. Curiosamente muchas personas la encuentran vana y poco estimulante, pero otros la consideran una conducta sumamente placentera.

Para algunos el deleite se produce por el golpe del aire contra las paredes de los genitales, para otros el estímulo es más auditivo, y se genera por los sonidos, casi siempre graves y toscos, del aire al tratar de entrar al cuerpo. Están aquellos en los cuales la excitación es ante todo visual, y deriva de ver a la pareja soplando los genitales, y desde luego están los que disfrutan esta práctica de manera integral.

Hoy sabemos que estas conductas son totalmente nobles y no generan ningún tipo de alteración, enfermedad o complicación. Tanto es así, que en el campo médico es común la insuflación de aire con fines diagnósticos y terapéuticos.