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Navidad.

LA CELEBRACIÓN QUE ENSEÑA

El día más esperado del año

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LA CELEBRACIÓN QUE ENSEÑA

La psicología psicosocial del desarrollo menciona la enorme importancia que tienen las festividades en la formación del infante y en la consolidación del joven como adulto. Independientemente de la sociedad que se trate, de sus creencias y de sus valores, las celebraciones brindan un enorme mensaje a los que están en formación. Las conquistas sociales, las independencias, las celebraciones religiosas; son el mejor el momento del año para plasmar los valores que queremos que nuestros hijos enarbolen a lo largo de la vida.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Históricamente, en nuestro país, la Navidad es la actividad más lúdica del año. El día más esperado por grandes y chicos. Es el periodo idóneo para realizar una pausa laboral y recordar el nacimiento de una nueva cosmovisión, de una nueva filosofía de vida, donde la compasión, la solidaridad y el mutuo auxilio se convirtieron en valores supremos.

Curiosamente hoy, muchos se cuestionan los cánones de las nuevas generaciones y se critica reiteradamente sus gustos y sus alienaciones. No nos damos cuenta que precisamente entre portales y tamales, entre vientos navideños y villancicos, entre regalos y sonrisas, y con el convivio entre amigos y familiares; se nos presenta a los padres la enorme posibilidad de inculcar y compartir con los jóvenes los valores que profesamos.

Es importante que nuestros niños entiendan que la Navidad es algo más que San Nicolás dando regalos, que la Navidad es algo más que un lego, un video juego o un celular. Es importante que los niños, desde su más tierna infancia, sean instruidos por los padres respecto a todos esos valores que festejamos y recordamos en Navidad. 
Es importante que nuestros jóvenes comprendan que la Navidad es algo más que ir a las fiestas de Zapote, que es algo más que una corrida de toros, que es algo más que los chinamos, ventas y conciertos. Es importante que entiendan que la Navidad no es una fiesta, que la Navidad es, ante todo, una celebración de los más altos valores que profesa nuestra sociedad.

Por eso, no veo con buenos ojos la mala traducción  del anglicismo de Felices Fiestas. Tal vez reservemos esa frase para las fiestas del pueblo, pero no podemos confundir la Navidad con una “tomatinga” festiva. Tenemos que retomar la idea de una Navidad con sentido, de una Navidad con mensaje, de una Navidad como una celebración histórica.  
Desde luego, las estadísticas me desmienten. Cada vez son más los hogares que viven la Navidad como si fuera una burda fiesta de licor y trasnochadas, de las que surge la violencia intrafamiliar, los conflictos maritales, el síndrome del niño agredido A pesar de todo eso, es claro que todavía en la mente de los costarricenses la Navidad encierra un enorme significado.

Le invito a que construya una Navidad a su manera, con la familia, con la gente que aprecia, sin licor, sin drogas, sin agresiones ni hostilidades. Celébrela a la tica, comparta y regocíjese con sus seres queridos y enséñeles a sus hijos que la Navidad no es una fiesta más, que la Navidad es la celebración del cumpleaños del Ser Supremo.

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