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Los partos dificiles

NO SIENTO PLACER DESDE QUE ME HICIERON EL PIQUETE

La episiotomía: una herida preventiva

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NO SIENTO PLACER DESDE QUE ME HICIERON EL PIQUETE

En el ser humano, el nacimiento es todo un acertijo evolutivo. El niño cuenta con un desarrollo cerebral considerable y, por esa razón, las dimensiones de la cabeza exigen que la cavidad vaginal se distienda a su máxima capacidad.  Por eso, con frecuencia ocurren algunos desgarros vaginales en el momento de salir la cabeza del bebé, los cuales se pueden evitar realizando el piquete o episiotomía.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Sin embargo, en ciertas circunstancias, ya sea por el gran tamaño del bebé o por lo estrecho de los tejidos maternos, o por una combinación de ambos, el parto se vuelve prolongado, difícil o intempestivo. En estos casos, es necesario efectuar una amplia episiotomía o piquete, para evitar grandes desgarros que pueden comprometer tanto los tejidos superficiales de la vagina como los planos profundos donde se encuentran las bandas musculares responsables de mantener la vagina cerrada y de desencadenar el placer sexual femenino.


Por lo general, el piquete y los desgarros suelen suturarse inmediatamente después de nacido el bebé, pero en raras ocasiones no se logra restaurar por completo la integridad de las paredes vaginales.  Con el  tiempo, la mujer experimenta una serie de síntomas que le disminuyen la calidad de vida sexual y pueden causar cierto grado de incontinencia urinaria o problemas para defecar.  


Específicamente en el plano sexual, algunas mujeres tienen la sensación de que la vagina perdió su tono característico. Sienten su vagina floja, distendida o flácida, al punto que la penetración ya no produce esa sensación de plenitud placentera. Muchas relatan que el pene “entra flojo” y la vagina ya no lo talla. En esas condiciones, el miembro masculino pierde la capacidad de generar a la mujer las intensas sensaciones de placer que originaba antes del parto.
Es frecuente que, además, la mujer tenga cierta dificultad para alcanzar el orgasmo. Aun cuando trate de disimular, se hace cada vez más notorio que, para ella, la mayoría de las relaciones sexuales terminan sin experimentar el clímax.

 Con el tiempo, la lubricación se ve comprometida, la vagina está seca y las relaciones se vuelven molestas o dolorosas.  Además, el deseo sexual va decayendo, precisamente porque los encuentros sexuales dejan de ser gratificantes.
Esta merma en las sensaciones también la experimenta el hombre, quien ve que la penetración no se acompaña del grato y placentero acuerpamiento vaginal al que estaba acostumbrado. Recordemos que la vagina, gracias a sus músculos, se adosa con firmeza al pene como si fuera una auténtica mano, que lo bordea en su totalidad y le produce deleite con cada embestida pélvica. Todos estos síntomas suelen ir en aumento, y a menudo ocasionan problemas en la relación de pareja.  Con frecuencia, tanto él como ella evaden hablar directamente del tema, y es común que, por vergüenza, se retrase la decisión de consultar.


La buena noticia es que hoy contamos con diversos tratamientos que devuelven a muchas parejas esa sexualidad perdida.  La clave es consultar cuanto antes, para no deteriorar la relación de pareja.
Así, cuanto más temprano se acuda al médico, mejores serán los resultados quirúrgicos. Sirva este comentario para motivar, a tantas mujeres que lidian con estas molestias, a consultar lo antes posible.Este es otro escenario clásico donde está indicada una de las cirugías plásticas vaginales. Se reparan los músculos desgarrados alrededor de la vagina y, con ello, la mujer recupera una buena parte de su función sexual perdida.

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