Vemos a los niños como tiernas criaturas y creemos que es de grandes cuando surge la maldad entre los hombres, pero en realidad en la mayoría de los casos el comportamiento del adulto se sembró en la infancia como una semilla que brota dos décadas después.

Las vivencias de la infancia también determinan otras conductas como los hábitos alimenticios, deportivos y hasta las adicciones, de manera que es capital que nuestros niños aprendan desarrollar desde la mas temprana edad, su gusto por las frutas, verduras, legumbres y bebidas naturales.

De igual manera el habito deportivo, la familia puede lograr que el niño se acostumbre a correr, a nadar, a practicar diferentes deportes y que estas actividades se conviertan en su primera diversión por encima de la televisión y de los juegos de video.

La vida en familia esta plagada de celebraciones, como los cumpleaños, las festividades navideñas, las celebraciones del dia del padre y de la madre, en las cuales asume una posición cardinal que estas trascurran en ausencia de licor y otras drogas, es importante que el niño se percate que se pueden pasar ratos agradables, espontáneos y amenos sin ayuda de esos mortales venenos.

En el área afectiva y sexual los mas importantes terapeutas coinciden también en ubicar la esfera familiar como un determinante importante, en donde las caricias, las muestras de afecto al niño, el buen trato, y el convivio armónico cumplen un papel altamente positivo. Y recientemente la escuela italiana ha destacado la importancia que el niño observe muestras de amor entre los padres, para el buen desarrollo de la vida sexual y afectiva del infante ahora y cuando sea adulto.

Para los hombres de ciencia esa es la verdadera importancia de la familia y ese es la labor que debe desempeñar esta en la crianza de los hijos.