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LA NAVIDAD PARA LOS NIÑOS

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LA NAVIDAD PARA LOS NIÑOS

Llega Navidad y sin lugar a dudas es la época en la que la felicidad reina por doquier. Por su profundo significado espiritual y por su fuerte legado cultural, es la actividad más importante del año. Curiosamente, ese  protagonismo social es minúsculo en relación a la gigantesca importancia que tiene la Navidad en nuestros primeros años de vida.

Escribir al DR. Mauro Hoy

El Niñito Dios, su aliado Santa, el 24, el portal, el árbol de Navidad, las pastoras; son vistas por el infante como una parte mágica de la vida. La vivencia de los cuentos, la fantasía de las aventuras televisivas, la grandeza de los súper héroes, lo divertido de las caricaturas; todo eso se conjuga en un solo, para hacerse presente en la Navidad.

El infante no puede creer que algo digno de la imaginación se haga realidad en su casa. El niño se siente afortunado de que personajes como Santa y el Niñito lleguen hasta su cuarto cada fin de año, tanto que a lo largo de los doce meses, la espera de la Navidad gravita en la mente de los pequeños.

Muchos han cuestionado si estas fantasías son negativas para los niños. La verdad es que, al margen de aquellos fanáticos de la amargura, la Navidad representa una etapa sumamente positiva para el infante. Siempre nos gusta recordar que es la época del año donde los grandes son chicos y lo chicos son grandes.

Este es el mes cuando los papás tienen el tiempo para ver con los niños películas infantiles, hacer el portal, decorar la casa, armar el árbol,  hacer tamales y sentarse largas horas en el suelo para jugar juntos con los nuevos juguetes. La vivencia familiar cambia para hacerse más familiar, más casera, más  propia, más auténtica y esto le aporta al niño todo un bagaje cultural que le ayuda a configurar su identidad y su sentido de pertenencia.

Particularmente la cena del 24, es la cena de los niños. Solo se habla de juguetes y expectativas, y los pequeños, con fogosa ansiedad, esperan que sea la media noche para abrir los regalos.

¡Qué decir el 25! mientras los grandes guardan  la esperanza de poder dormir un poco más, por haberse acostado tan tarde en Noche Buena, a las 2 o 3 de la mañana; los gritos y risotadas colonizan toda la casa desde tempranas horas. Los niños toman por asalto el cuarto marital para enterar a los padres de los juguetes que el Niño trajo. De inmediato, se arma la mejenga en la sala;  las piezas del mecano se apoderan de la cama y el 25 de diciembre se convierte en el día más lúdico y más familiar del año.

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