En Costa Rica hay toda una paradoja con respecto a la sexualidad. La publicidad y los programas televisivos cuentan con una enorme permisividad para mostrar material sexualmente explicito, mientras que los entes educativos se ven francamente limitados para abordar los tópicos sexuales.

Esto condiciona una situación realmente grave. Por un lado, la población se expone a un entretenimiento, pero por otro, no cuenta con el conocimiento suficiente para valorarlo en su verdadera dimensión.

Menciono esto, porque en Costa Rica, en la década de los ochenta, causó mucho asombro la descripción del punto G, cuando nuestro primer sexólogo, Javier Ortiz, lo dio a conocer en nuestro medio. 

Sin embargo, las investigaciones científicas continúan avanzando. Hoy sabemos que el punto G descrito por Ladas, Peri y Whipple no está solo. En la cavidad vaginal también se encuentra un placentero sitio que se denominó el punto A, denominado así por la onomatopeya de “ahhhhhh”, que se produce cuando es estimulado. Su verdadero nombre científico es el fórnix anterior erógeno.

Este punto fue descubierto de manera accidental cuando se realizaba una investigación sobre la resequedad vaginal. Los científicos se sorprendieron cuando observaron que el 95% de las mujeres se excitaba de manera intensa cuando le estimulaban este punto, el cual se encuentra en la pared anterior de la vagina.

Este descubrimiento sucedió en el año 1996, de manera que en la actualidad se han descrito múltiples formas de estimulación y posturas coitales que lo propician. 

La estimulación de este punto desencadena lubricaciones copiosas y más duraderas, así como orgasmos múltiples. Puede ser estimulado en plena relación coital o de manera digital, aun por la misma mujer.

Desde luego que para reconocer y ubicar el punto A, se requiere que la mujer conozca sus genitales y que sea lo suficientemente permisiva para que intente encontrarlo.

Los sexólogos estamos convencidos que el conocimiento sexual serio propicia el deleite en la pareja y fortalece los lazos emocionales. Es fundamental que nuestra población se exponga a la literatura necesaria para aumentar el caudal de conocimientos necesarios para obtener del sexo todo lo que el sexo puede darnos.