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El país de los tigres sueltos.

UN ESTALLIDO DE LIBERTAD

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UN ESTALLIDO DE LIBERTAD

La palabra libertad, sin duda alguna, encierra una de las más importantes aspiraciones del ser humano. Pero también, sin duda alguna, se usa para alcanzar los más bajos intereses.

Escribir al DR. Mauro Hoy

 

Hace unos cuantos años, las autoridades médicas de este país lograron prohibir el uso de la pólvora para saludar a la virgen y celebrar su concepción. Las misas, los cantos, las serenatas y la plegaria sentida, siguieron convocando devotos sin resentir la ausencia de pólvora en las nubes. Con esta medida, hasta el mismo cielo se alegró: de un zarpazo disminuyeron de manera significativa las quemaduras infantiles. Tatica Dios y  San Pedro comenzaron a vernos como un país civilizado. Esta medida prácticamente no tenía parangón en el mundo y llenó de alegría y seguridad a todos los hogares. 

Sin embargo, la sabiduría no duró mucho. En el nombre de la libertad, comenzaron los alegatos de comerciantes y mercaderes, quienes llenos de silogismos y dinero maldijeron y reclamaron por doquier. Se debe prohibir la pólvora en los niños,  pero no en los adultos, decían, esto atenta contra las libertades proclamadas por Rousseau, Diderot y Montesquieu, y así, poco a poco y untando de libertad la mano de muchos, se salieron con la suya. Esa libertad es la que pregona el tigre y hoy nos estamos convirtiendo en el país de los tigres sueltos. 

Ya comienzan a llegar al Hospital de Niños los niños mutilados por metrallas, bengalas, bombetas, morteros, cachinflines, volcanes y demás.  Los médicos somos conscientes que las quemaduras no son lesiones de un momento, la mayoría dejan secuelas muchas veces eternas. Bien decía la publicidad: una quemadura duele para toda la vida.

Con los cambios socio-laborales que ha sufrido la población en nuestro país, ya no podemos delegar tanta responsabilidad en la familia. Hoy, padres y familiares no pueden velar por lo que hacen sus hijos, ¿con qué tiempo? de ahí la importancia que, como sociedad, procuremos ambientes seguros para nuestros infantes.

Ya es hora que los legisladores respalden las iniciativas de salud y prevención. Y ya es hora que la justicia abandone la ceguera que le ha caracterizado y con la cual ha propiciado un país de tigres sueltos.

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