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CONVIENE QUE COMIENCES A TRABAJAR

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CONVIENE QUE COMIENCES A TRABAJAR

Estas fueron las palabras que escuchó el Papa Francisco cuando apenas tenía 13 años de boca de su padre. Él se preguntaba el porqué: nosotros no somos pobres, no vivimos en la abundancia pero no nos falta nada, no entiendo porque tengo que trabajar. Años después, entendió la enorme importancia del trabajo en la vida de los hombres y los enormes riesgos del ocio en la mente de los jóvenes.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Históricamente, a la sociedad costarricense le costó entender la importancia del estudio. Las familias se negaban a mandar a sus hijos a la escuela porque esto significaba un par de manos menos en el proceso laboral, todos en casa trabajaban, hombres, mujeres y niños.

Por esa razón, las vacaciones fueron programadas para que coincidieran con la época de la cosecha cafetalera en los años en los que nuestro país dependía de esas exportaciones. Los estudiantes podían  incorporarse de lleno a la cosecha, canasto en mano, para aportar unos cincos más para los gastos fin de año. La formación de los hijos tenía dos grandes pilares: el estudio y el  trabajo arduo.

Hoy nuestros cafetales nos siguen llamando, pero encuentra oídos sordos. El grano de oro sigue creciendo y lo recogen  manos amigas de otros países y no nuestros jóvenes. Aún cuando la inserción en la sociedad de consumo ofrece una variedad de opciones laborales, buena parte de nuestro estudiantado - de nuestros hijos-  desperdicia ese valioso tiempo.

Es vergonzoso que nuestro alumnado decadente pase todo un trimestre entre conciertos, drogas, madrugadas deambulando por las calles y despertándose a mediodía. Todo gracias a una permisividad social que ha convertido el periodo de vacaciones en un momento de holgazanería y absoluta vagancia, sin darse cuenta que es un nefasto aprendizaje para la vida.

Las vacaciones deben aprovecharse para aprender destrezas, para trabajar en el comercio, para hacer ejercicio, en fin, para llevar una vida buena. Sería ideal que con el dinero que se gana en estos trabajos se paguen cursos de computación, inglés, natación.

Mucha de la problemática que hoy aqueja a la juventud brota de esa vagancia desmedida, producto de un calendario escolar permisivo. Tenemos que enseñarles a nuestros hijos las bondades del trabajo, las bondades del estudio; pero, sobre todo, las bondades del tiempo aprovechado.

Hoy tenemos un nuevo Papa, diferente, latino, pobre y austero, fuente de inspiración para todos y más aún para los  jóvenes.  Como familia debemos aprovechar sus enseñanzas y velar por el bien de nuestro fruto más preciado: nuestros hijos.

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