La programación televisiva en occidente ha marginado a los personas mayores. Los programas versan sobre temas de moda y son los jóvenes los que se han convertido en el público meta de las grandes empresas del orbe, olvidando a ese sector tan importante de nuestra sociedad.

Recientemente tuve la grata llamada de un periodista, quién para realizar su columna, me preguntó cuál era mi programa favorito. La respuesta me surgió de inmediato: “Con Sello de Oro”, porque estoy convencido que este programa responde con las exigencias de esa televisión de vanguardia que la sociedad necesita.

Algunos alegan que son los jóvenes y los adultos los que tienen poder de compra y por lo tanto la publicidad patrocina con preferencia esos programas. Este alegato no es cierto. Los estudios nacionales indican que un porcentaje importante de los adultos y jóvenes viven de los ingresos de las personas mayores. Sí, muchos de esos adultos, que se jactan de su celular, de su carro, de su iPod y de sus ropas de marca, mes a mes acuden a sus padres, ya mayores, para que les ayude a costear  los gastos mensuales.

Otros alegan que una programación dirigida a nuestros viejos, es una programación desactualizada. Grave error, si hay algo que siempre debe tener presente una nación, son sus raíces y sus principios, de lo contrario las nuevas generaciones crecerán en ambientes decadentes, ficticios y sin valores.

Claro está, la televisión dirigida a las personas mayores no puede ser chabacana ni puede ser televisión chatarra. Amerita un enfoque humano, una temática variada y un conocimiento de nuestros orígenes. Por eso me encanta el espacio que el Canal 13 ha destinado a nuestros verdaderos próceres y lo veo porque me llena y me llena ese vacío que con frecuencia me deja la televisión internacional.

Hoy que tenemos esta profunda crisis de valores, en la cual nuestros jóvenes deambulan atontados por las imágenes sexuales que encuentra por doquier, donde las drogas rondan nuestras escuelas y la violencia quiere entrar a empujones en nuestras casas; hay que volver los ojos hacia nuestro pasado y “buscar lo que nos hace falta, entre lo que tenemos”.