La historia nos confirma que esta fue la primera cirugía que realizó la humanidad. Hay pruebas que la ubican en etapas tan tempranas como la misma edad de piedra.  

Recordemos que la circuncisión es una pequeña cirugía que consiste en quitar el repliegue de piel –llamado prepucio- que se encuentra por encima del glande en el extremo del pene. Las madres se refieren a esta cirugía diciendo que al niño le quitaron el pellejito del pene.

En la década de los setenta, éste procedimiento se realizaba de manera rutinaria a todos los niños al momento del nacimiento porque se  creía que esta piel era la causante de ciertas infecciones en la mujer en la vida adulta. Hoy sólo se realiza cuando se presenta un cuadro llamado fimosis, que  puede pasar desapercibido durante años o ser sumamente molesto.

En el niño con fimosis no es posible deslizar hacia atrás el pellejito o  prepucio, lo cual impide la limpieza diaria o la convierte en una faena dolorosa. Esa falta de un aseo adecuado usualmente produce cuadros infecciosos caracterizados por dolor, inflamación y enrojecimiento de la piel del pene, acompañado de un dolor creciente al contacto.

En el adulto, se presentan síntomas similares y además es frecuente que  tenga repercusiones en la vida sexual, ya que el prepucio genera dolor o molestias con las erecciones, las relaciones sexuales o la masturbación, al punto que es común que el varón afectado evite los encuentros sexuales. 

Curiosamente, esta cirugía también se realiza por razones religiosas, particularmente en la religión judía todo varón es circuncidado a los pocos días de nacido y lo que más llama la atención es que muchas veces el procedimiento no lo realiza un médico sino un líder religioso.

Desde el punto de vista quirúrgico, la circuncisión es una cirugía simple pero que debe ser realizada por manos expertas y en ambientes estériles. En el caso del infante, lo ideal es que la practique el cirujano pediatra y en los adultos, el urólogo. En general es un procedimiento ambulatorio, que dura cerca de 45 minutos y cuya evolución suele ser altamente satisfactoria.

Es fundamental señalar que no existe ninguna diferencia en cuanto al rendimiento sexual de los hombres que han sido operados en relación a los que conservan el prepucio. Antes, erróneamente  se realizaba esta cirugía  como tratamiento para la eyaculación precoz.  Hoy contamos con tratamientos realmente efectivos para estos problemas eyaculatorios.