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¿Cuál es el modelo más útil en relación a nuestra salud mental?

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¿Cuál es el modelo más útil en relación a nuestra salud mental?

Entre las distintas acepciones del término modelo, para nuestro beneficio editorial vamos a considerar el que se refiere al modelo como el ideal de realización. En lo que concierne a la salud mental, se dan algunos modelos con su propia utilidad

Escribir al DR. Mauro Hoy

Uno de estos sería el presentado por exclusión, y se refiere al modelo psicopatológico manejado por los psiquiatras. En este caso, sería como decir que si no necesito ir a donde este especialista es porque, posiblemente, estoy sano mentalmente. Es un modelo un poco pobre porque no necesariamente la falta de reconocimiento de la necesidad hace que uno no padezca de algún tipo de problema en dicha área. Además, el modelo psiquiátrico cambia de acuerdo a, curiosamente, la estadística, a tal punto que el Manual que la mayoría de profesionales en esta área médica usan tiene como título “Manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales”.

Otro modelo es el cultural, el de la zeigest de la época en la que nos toca vivir. Como en cierta manera somos hijos del tiempo en que existimos, el espíritu de la sociedad donde desarrollamos nuestro ciclo vital está marcado por indicadores que sugieren el grado de salud mental del individuo. Por eso, los criterios de salud mental cambian de una cultura a otra. En lo que se ha llamado la globalización de, entre otras cosas, la comunicación, hay una tendencia a que las culturas dominantes impongan su manera de hacer salud mental sobre las que buscan imitarlas. Por ejemplo, el uso de lenguaje procaz (técnicamente llamado coprolalia), así como el de maldiciones y manifestaciones extravagantes, ahora (especialmente por la influencia a través de películas, novelas contemporáneas y espectáculos bien comercializados), se consideran normales, y quien no esté dentro de esta manera de hacer cultura, se lo considera como fuera de la realidad, es decir, como un retrógado y desadaptado (es decir, anormal).

Podríamos revisar otros modelos, como el religioso (en desventaja actual por el desprestigio de la religión institucional), el ideológico (en desgaste por la falta de precursores que propongan renovación paradigmática), el educativo (fuera de concurso por la ausencia de ética y moral en los programas de educación), etc.

Más bien quisiera, por ahora presentarle mi propuesta de modelo de salud mental: “Un proyecto de vida que se ajuste sin estrés a sus realidades contextuales, en interacción que haga bien tanto a la persona como a lo que le rodea, considerando el término bien como un término de valor, en este caso, ligado a lo noble y auténticamente humano”.

De esta propuesta podemos derivar ciertas consecuencias en función de la salud mental:

1. El que la salud mental es procesual. Como proyecto es algo que se va elaborando a través de nuestra existencia.

2. El ajuste al contexto significaría que se evita el egocéntrico aislamiento y se promueve el reconocimiento armónico de lo que nos rodea.

3. Es un concepto valórico-centrado. Es decir, reconoce el bien como la prioridad.

4. Pero no es un bien utilitarista ni altruista sino integrado a la naturaleza humana implícita en su relatividad valórica. Esto significaría que el humano puede ser noble y auténtico aunque no sea perfecto.

Bueno, esta es mi propuesta. Podría ser interesante que usted pruebe a elaborar la suya, y si desea compartir con los lectores de este Boletín, agradeceríamos nos la envíe.

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