Una de las preguntas que surge en nuestra sociedad es la conveniencia de que la vida sexual requiera de compromisos y formalidades, porque no hacer las cosas más simples y espontáneas, porque no disfrutar de la sexualidad de una manera libre y sin censuras.

Aún cuando todos tenemos nuestra posición al respecto, hay que ser claros que la ciencia es exquisita en señalar que la vida sexual conlleva por si mismo tres grandes consecuencias, por un lado el embarazo, por otro lado el riesgo de adquirir una infección de trasmisión sexual –enfermedad venérea-, y el tercero poco divulgado en nuestro medio, el riesgo emocional, cuando la desilusión va mas allá y se convierte en depresión y a veces en problemas mayores.

Los pioneros de nuestra sociedad, vivieron antes de la era del anticonceptivo de ahí que al margen de las múltiples ideologías imperantes, ellos tenían muy claro las repercusiones de la sexualidad, y como estas podían afectar las aspiraciones tanto familiares como individuales. Por eso, la sexualidad era tan controlada, y porque no decirlo tan censurada fuera del matrimonio.

Claro esta, con el advenimiento de los anticonceptivos en los años sesentas, todos pensamos que se instalaría un nuevo orden mundial, en el cual las parejas, haciendo uso de esta nueva herramienta –la anticoncepción- disfrutarían de la sexualidad lejos del riesgo de un embarazo no deseado y que la cigüeña sólo visitaría nuestros hogares previo pedido expreso.

Pero no fue así, aún cuando la medicina ha logrado crear anticonceptivos prácticamente infalibles, la mitad de los niños que nacen son producto de un embarazo no planeados. Y ahí todo se transforma, de amigos con derecho, nos convertimos en enemigos de la responsabilidad, esto es particularmente cierto para el hombre, quién con frecuencia elude las responsabilidades del ejercicio de la sexualidad y simplemente las elude a través de patrañas y artilugios.

Tal como lo sabían nuestros abuelos y lo confirman las investigaciones actuales, más de la mitad de los niños en nuestro país crecen sin un padre, en muchos casos, era simplemente un amigo de la madre pero un amigo de esos que hoy llaman amigos con derecho.

CONTINUARÁ…