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¿Pertenece al grupo P o al grupo H en salud mental?

El manejo del pasado y la salud mental

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¿Pertenece al grupo P o al grupo H en salud mental?
Escribir al DR. Mauro Hoy

 

La tendencia taxonómica es natural en el ser humano. Se da como producto de la intención de ordenar su realidad, a todo nivel, desde cuando nos organizamos cronológicamente para nuestras actividades cotidianas hasta cuando buscamos con parsimonia científica la explicación y mejoramiento de nuestras circunstancias. Al respecto, en el campo de la salud mental se da más de una clasificación de grupos. En esta ocasión le presento una que he ido elaborando a través de la experiencia clínica y que propone dividir a las personas en dos grupos, obviamente en función de la salud mental: el grupo P y el grupo H.

El grupo P corresponde a los que viven según su patografía. Las características de su contenido mental es que en él predominan los temas del pasado en función de traumas, frustraciones, resentimientos, amarguras, revanchismos, material que yo lo llamo, para ser más gráfico, “basura mental”.

El grupo H integra a los que viven de acuerdo a su historiografía. Su campo mental tiene como característica principal el que considera tanto los contenidos negativos como los positivos que se han dado en su pasado, y desechando la basura mental, toma lecciones para dejar solamente lo que es gratificante, agradable, edificativo e integrativo.

Los del grupo P comparten algunos de los componentes de la basura mental, pero todos, sin excepción, un elemento fisiopsicológico: el estancamiento de temas. Viven siempre royendo sobre el mismo argumento negativo de vida. Y eso los condiciona para mantenerse en dicho estancamiento.

Los del grupo H en cambio no comparten, generalmente, los mismos temas, puesto que cada persona tiene su historia, sino una característica también fisiopsicológica: la progresión de temas. A medida que va pasando el tiempo, la renovación en su discurso de vida es una constante, de manera que van adquiriendo una filosofía de vida sana que a su vez los va haciendo crecer en su “yo sabio” al punto que pueden volverse referentes sanos de las personas que les rodean.

¿Qué determina el que alguien pertenezca a uno u otro grupo? Hay muchas teorías al respecto, desde las genéticas (nacidos para ser así) hasta las que apelan al condicionamiento social, pasando por las que ponen la carga probatoria en la crianza o en las circunstancias inéditas de la vida. Por el espacio de este breve ensayo, no corresponde entrar a una discusión en relación a estas posibilidades, pero de algo que sí me he dado cuenta y puedo compartir en este espacio es que existe un rasgo psicodinámico diferencial entre las personas de un grupo u otro: Las del grupo P no pueden “darse cuenta” de lo irracional de su organización temática porque no se detienen unas décimas de segundo a pensar sobre ello sin poner barreras para dicha reflexión (y no estoy hablando de mecanismos de defensa psicoanalíticos sino de un simple, aparentemente, darse cuenta). Las del grupo H sí lo pueden hacer. ¿Por qué ocurre esto? Es otro de los misterios de la mente. Sin embargo, revisando la literatura en relación a terapia y consejería, he llegado a la conclusión que toda buena terapia no descuida el que en algún momento la persona haga un insight, es decir, un darse cuenta dónde tiene que hacer el clic, y ahí ejercer la voluntad de ser: esto lo define todo.

Atentamente,

Dr. Winston Villamar.



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