En un mundo globalizado, más conectado, más intercavtivo, en constante comunicación gracias al acceso a internet, es innegable que la tecnología ha permeado nuestras conductas sexuales, ya sea exponiendo hábitos, modificando nuestro concepto de privacidad y, sobre todo, revolucionando la forma en que las personas se conocen, establecen relaciones personales y posteriormente las plasman en la realidad.

La era de la computación nos cayó encima, hoy todo es Internet, todo son redes, pagamos los recibos por Internet, compramos por Internet, jugamos por Internet, hacemos horas de fila en los bancos porque se cayo Internet, en fin, todas las facetas de la vida se modificaron. De igual manera la sexualidad se vio influenciada por la red, y son muchos los lectores que nos preguntan lo conveniente de estas prácticas. 

Por un lado la red nos permite comunicarnos ostentando un par privilegios que la realidad no brinda, el primero de ellos y el más importante, es el anonimato, así puedo hablar con quién quiera sin que mi interlocutor sepa quién soy y desde luego sin saber con quién me comunico.

Este anonimato derrumba murallas, porque da seguridad, y porque en la vida real somos severamente evaluados por nuestro aspecto, nuestra profesión, nuestro nivel de vida, en fin la comunicación real es severa y castrante, mientras que por Internet, puedo describirme como el más deseable de los individuos.

El segundo beneficio que nos brinda Internet, reside en la posibilidad de romper la comunicación de manera abrupta y sin dar explicaciones, simplemente haciendo clic, no cabe duda que en la vida real, a veces quisieramos una pausa, un receso, evitar preguntas, esquivar a las personas ruidosas y agresivas, y no podemos, bueno en la red, es muy fácil.

Estas dos características se conjugan de manera azarosa, brindando un abanico de opciones, que van desde la mentira, hasta la sinceridad, así puedo decir, que yo soy alto, tengo cuadritos en mi abdomen, cuerpo de adonis y cara de ángel, que no hay forma de desmentirme, y puedo además decir que vacaciones en Montecarlo, o en la costa Azul y que desayuno con el presidente.

Es precisamente ahí, donde tenemos que entender limitaciones del sexo cibernético, es simplemente una fantasía, que no tiene contacto alguno con la realidad, útil para quién se siente apartado del convivio social y que se refugia en la mentira para mitigar su aislamiento.

Si tenemos problemas para socializar, si tenemos problemas para conseguir amigos, si tenemos problemas para conseguir pareja, Internet no es la solución, la solución reside en evaluar el porque de estas dificultades, y trabajar nuestra personalidad para superarlas, porque la más linda de las fantasías esta muy por debajo de la más triste realidad.