CUANDO ELLOS HUELEN MAL
NO QUIERO ESTAR CON MI ESPOSO PORQUE LE HUELE MUY MAL EL PENE
El pene, un órgano limpio
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Existe la creencia de que los órganos sexuales son órganos sucios y emanan un mal olor de manera innata. Esto es totalmente falso. Los órganos genitales masculinos no tienen mal olor, y cuando se presenta un olor desagradable nos habla básicamente de dos condiciones: una mala higiene o la presencia de una enfermedad, casi siempre de origen infeccioso.
Esto destaca la importancia de que ambos miembros de la pareja conozcan los detalles de los órganos sexuales masculinos, sobre todo hoy, pues la población es más asidua a diversas prácticas sexuales, como el sexo oral. Así, el pene es inodoro y, a lo sumo, puede oler a lo que huele el resto del cuerpo, es decir, a esa fragancia característica y personal de cada individuo.
La higiene sexual masculina se debe realizar con agua y jabón en abundancia. Los hombres no circuncidados deben deslizar hacia atrás el prepucio o “pellejito” que cubre el glande o “cabeza del pene”, para remover un material caseoso, blanquecino, llamado esmegma o “quesillo”, que se acumula en esta zona.
Después de orinar, pueden quedar algunos rastros que pueden generar un leve olor a orina, pero este cede en minutos o más tardar en una hora. No es normal que el pene o la ropa interior tenga permanentemente ese desagradable olor urinario, el cual nos habla de ciertas enfermedades, entre ellas la incontinencia urinaria.
A diferencia de la vagina, el pene no es un órgano húmedo, es decir, no tiene una secreción permanente, ni cuenta con una lubricación abundante. Por eso, cuando sale líquido a través del caño de la orina, sea claro, transparente, amarillento o verduzco, es razón suficiente para consultar, porque sugiere un cuadro infeccioso. A veces son las manchas en la ropa interior las que evidencian estas secreciones.
Por otra parte, el pene posee un revestimiento de piel muy fuerte y flexible. La presencia de fisuras, enrojecimientos, ardor o picazón son muy sugestivos de infecciones, sean virales, bacterianas o micóticas. De igual modo, no es normal la presencia de brotes tipo mezquinos, verrugas vejigas o ampollas. Muchas veces estas manifestaciones se producen solo en determinadas circunstancias, por ejemplo con la salida del semen, sea con la masturbación, las relaciones sexuales o el sexo oral. Por este motivo algunos creen, equivocadamente, que es normal y producto de la fricción típica de los encuentros sexuales. Otros piensan, también de manera errónea, que se trata de una alergia al semen o al preservativo.
La salida de sangre por el caño de la orina debe preocupar, ya sea solo una gota o una abundante descarga. Con frecuencia, los problemas en la próstata y algunos cuadros inflamatorios son los responsables.
Merece importancia capital recordar que el semen normalmente es de color blanco nacarado. Tiene un particular olor a cloro. No debe provocar ardor ni picazón, en el hombre ni en la mujer. Lo ideal es que salga con fuerza, “pringando”, y no débilmente, como “chorreando”.
Recordemos que un mal olor, una secreción desagradable, o la presencia de irritaciones o brotes, son auténticos “matapasiones”, que pueden llevar al traste un encuentro sexual. Un buen amante siempre cuida esos detalles.