Soy una mujer divorciada de 40 años. Me divorcié porque mi esposo me dio vuelta con “todo el mundo”. Después de mucho tiempo sin tener relaciones, ahora tengo una pareja con la que me llevo muy bien. El problema es que cuando tengo relaciones me arde y me duele, y quedó “chimada” dos a tres días, hasta me cuesta caminar. No sé si es que mi exesposo me pegó una enfermedad venérea. Con esto de la PANDEMIA, no he querido salir a hacerme exámenes.

El acto sexual representa una experiencia sumamente placentera para ambos miembros de la pareja, y por diseño de la naturaleza, tanto al momento del acto como posteriormente, no se deben experimentar dolor ni molestias que repercutan en el diario vivir.

Claro está, la fricción que se produce tanto en los tejidos vaginales como en la piel que recubre el pene, es sumamente intensa y gratificante gracias a las secreciones vaginales que actúan como auténticos lubricantes.

La ciencia ha identificado diversas condiciones que pueden provocar molestias tanto durante el acto sexual como en los días subsiguientes, entre ellas problemas en los niveles de azúcar, infecciones urinarias, problemas en la elasticidad de los tejidos vaginales, cuadros provocados por hongos y desde luego las infecciones de transmisión sexual.

Por eso, en estos casos se realiza una valoración integral con el fin de encontrar la causa e instaurar el tratamiento idóneo. Hoy estamos en capacidad de resolver la inmensa mayoría de estos problemas, claro está, es recomendable consultar cuanto antes, con el fin de evitar repercusiones en el vínculo de pareja y en la estabilidad misma de la relación.