PREGUNTAS COTIDIANAS
ME GUSTA QUE ME SOPLEN
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Soy una mujer casada de 49 años. Mi relación de pareja no anda bien. Desde hace como un año mi esposo ni me toca. Apenas nos hablamos. Hace tres semanas conocí a un muchacho bastante joven y tuvimos relaciones. La he pasado bien, pero en las dos últimas relaciones me hizo el sexo oral y comenzó a soplarme en la vagina y sentí mucho placer, como nunca antes. Se lo conté a una compañera y me dijo que eso era muy peligroso y que me podía morir.
Durante mucho tiempo, tanto en el ámbito popular como en el campo científico se manejó el concepto de que la insuflación genital, es decir, soplar en los órganos genitales o en la zona anal, sean de la mujer o del hombre, podía conllevar el riesgo de un cuadro muy peligroso llamado embolia gaseosa, el cual puede producir complicaciones serias y hasta la muerte.
Por el contrario, en la actualidad sabemos que esta es una práctica totalmente noble y no acarrea ningún problema; además, el riesgo de una embolia es remoto. Tanto es así, que en el campo de la medicina utilizamos con mucha frecuencia la insuflación para realizar diferentes procedimientos diagnósticos y ciertos tratamientos ginecológicos. Esto nos refuerza aún más la seguridad de esta práctica.
Curiosamente, soplar los genitales no suele desencadenar sensaciones sexuales especiales en la mayoría de las personas. Sin embargo, en algunos resulta un estímulo muy excitante que genera con facilidad intensas reacciones y orgasmos. Según los relatos, esto puede suceder cuando se sopla de manera directa el orificio vaginal, la zona de los labios, el orificio anal, así como el caño de la orina, en la mujer y en el hombre.