EL CIELO Y EL INFIERNO
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Soy un hombre soltero de 29 años. En enero inicié con una muchacha muy jovial y alegre. Por la cuarentena decidimos que se viniera a vivir conmigo estos días, pero estar con ella a veces es el cielo, dulce, comprensiva, y por cualquier cosa, se indispone, se llena de cólera, grita, ofende, y luego vuelve la calma. En una semana le puede pasar diez o más veces. A mí eso me inhibe sexualmente y creo que no se puede vivir con alguien así.
La vida en pareja encara diversos retos, y entre ellos destaca sin lugar a dudas el convivio armónico. A veces cuesta entender la verdadera dimensión de este objetivo, pero son muchas las personas que les cuesta entablar buenas relaciones con los demás, por lo general por ciertas limitaciones para tolerar el stress, afrontar las dificultades, y manejar las diferencias.
En algunas personas esta dificultad es tal, que tienen problemas en las interacciones cotidianas, sea en el trabajo, con los conocidos, con la familia o con la pareja. Desde luego, en estos casos el diario vivir se vuelve caótico, y es esperable que las situaciones empeoran durante el confinamiento.
Por lo general, y al igual que sucedes con muchos problemas de este tipo, las personas no se percatan de la dimensión del problema que padecen y por eso les cuesta buscar ayuda, y muchas veces hasta justifican sus arrebatos, culpando a los demás, por estas razones es común que no busquen ayuda y que hasta encuentren indignante que les proponga una valoración profesional.
Sin embargo, se debe, de manera respetuosa y fraterna, propiciar una conversación sincera destinada a hacerle entender que no se puede vivir así, ya sea que ambos, o ella busquen ayuda psicológica para evitar conflictos tan marcados y frecuentes.