CON ELLA LO BUENO ES LO MEJOR Y LO MALO ES LO PEOR
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Soy un hombre en unión libre de 37 años. Tengo tres años y medio de vivir con una mujer que me fascina. El problema es que cuando estamos bien, ella es espontánea, efusiva, intensa y eso me encanta. Pero cuando ella se indispone simplemente se transforma y se vuelve hiriente, agresiva y distante. A veces nos pasa que en un mismo día estamos bien y de un momento a otro estamos discutiendo. En estos tres años de estar juntos nos hemos separado como seis veces.
Hay una vieja máxima en materia de pareja que reza así: “el amor no basta, es preciso saber vivir”. El convivio armónico es fundamental para mantener la estabilidad del vínculo. Son muchas las parejas que pasan de estados emocionales intensos y gratos a enfrentamientos recios y desgarradores. Desde luego que es entendible que eso suceda esporádicamente, y por situaciones muy calificadas, sin embargo, hay parejas que viven en el cada día esas grandes oscilaciones afectivas.
Como se comprenderá en estas condiciones la vida transcurre entre angustias y temores, temiendo que es cuestión de tiempo para que un buen momento se esfume y de paso a una guerra sin tregua que puede llevar a una separación que suele ser transitoria, pero que de poco sirve, porque al reconciliarse, de nuevo se presentan los problemas.
Los estudios mencionan que la mayoría de estos exabruptos suceden por cosas simples y banales, de tal forma que el problema reside en la poca madurez para enfrentar las diferencias y los problemas que surgen en el cada día. Es decir, el conflicto se genera por la inmadurez, y la reconciliación por el amor que se profesan, pero una vida así puede traer graves consecuencias, entre las que figuran la violencia doméstica, de ahí la importancia de buscar ayuda profesional cuanto antes.