LEÍ EN UN PERIÓDICO QUE EL ESTADO DE NUEVA YORK RECOMIENDA LA MASTURBACIÓN
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Soy un hombre casado de 47 años. Aclaro que soy una persona muy religiosa, cumplo con todos los deberes espirituales, voy a misa, me confieso, y comulgo. Hace unos días leí en un periódico que el estado de Nueva York recomendó a sus habitantes la masturbación. Me llamó la atención porque yo entiendo que la masturbación afecta el organismo y no comprendo cómo una oficina de salud recomienda algo que enferma.
El Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York publicó a mediados de marzo una guía para orientar a los neoyorquinos sobre la vida sexual en tiempos de PANDEMIA.
“Tu mejor compañero sexual sos vos mismo. Masturbarte no te va a contagiar el CORONAVIRUS, especialmente si te lavás las manos y limpiás tus juguetes sexuales con agua y con jabón durante al menos veinte segundos”. Esa es la traducción del segmento de la guía al referirse a la masturbación.
Desde luego, esto causó revuelo en algunos grupos sociales, sobre todo porque durante siglos se consideró que la masturbación era dañina para el organismo.
Antes existían grandes listados de todas las enfermedades que producía la masturbación, entre las cuales figuraban desde cuadros tan severos como la ceguera, la locura y el enanismo, hasta cuadros leves como el acné, el cansancio y la desidia.
Posteriormente, los estudios científicos señalaron que la masturbación, como cualquier otra práctica sexual, no produce ningún efecto negativo en el organismo y tampoco ninguna de las enfermedades de aquellos listados de antaño.
Por el contrario, se ha documentado una enorme cantidad de beneficios de la respuesta sexual en solitario: aumenta las defensas del organismo, tiene efectos relajantes y propicia el buen dormir, entre otros. Estos aspectos tienen importancia capital en estos momentos en que la población está en cuarentena.
Por supuesto, esta práctica sexual no expone a la población al riesgo de un contagio.