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Los cuatro aspectos claves

LO QUE LOS AMANTES DEBEN SABER SOBRE EL CONDÓN

Los nuevos hallazgos de la ciencia

Tabla de Contenidos

LO QUE LOS AMANTES DEBEN SABER SOBRE EL CONDÓN

 

Desde la década de los ochenta, el riesgo venéreo, es decir el riesgo de contraer una enfermedad de trasmisión sexual se convirtió en una preocupación genuina de la población. Sin lugar a dudas la aparición del VIH/SIDA, cambió el panorama y las perspectivas sexuales de las grandes mayorías.

Escribir al DR. Mauro Hoy

 

  1. 1.      ¿ Q U E  T A N  S E G U R O  E S  E L  S E X O  S E G U R O?

Debemos recordar que los únicos métodos que reducen el riesgo de infección por el VIH/SIDA y otras infecciones de trasmisión sexual en los individuos sexualmente activos incluyen la abstinencia, relaciones sexuales monógamas (con parejas no infectadas) y el uso de preservativo.

Curiosamente en nuestros países se han descartado, por considéralo infectivo, recomendar la abstinencia a los jóvenes y la fidelidad a los adultos de manera que toda la prevención se centra en el uso del preservativo. Sin embargo, en términos generales la población desconoce los detalles del condón que pueden marcar la diferencia entre infectarse y no infectarse.

Para que el condón sea realmente  arma eficaz en la lucha contra las enfermedades de trasmisión sexual se debe utilizar en todas las relaciones sexuales, colocándolo desde el inicio del acercamiento sexual y antes de cualquier contacto con los genitales de la pareja. Además se debe corroborar la integridad del  preservativo una vez terminado el acto sexual, para asegurarnos que no ocurrió alguna ruptura. Y se debe extraer el pene de la vagina y retirar el condón una vez que ha sucedido la salida del semen.

Los estudios indican que las parejas usualmente utilizan de manera inadecuada el condón, así algunas optan por colocarlo justo cuando él siente que va a salir el semen, después de haber realizado varias penetraciones. Otras parejas, enfocan su uso a la prevención del embarazo por lo que no lo utilizan cuando la mujer está menstruando o está lejos de la ovulación, desconociendo que también durante estos periodos es posible un embarazo.

El preservativo tiene una bolsita o receptáculo en el extremo para recoger el semen, muchos desconocen que debe quedar colapsado, ya que si queda con aire la salida del semen provocará la ruptura del condón con el concomitante riesgo de contagio.

Es importante señalar que el uso del condón disminuye la posibilidad de infección pero no nulifica el riesgo. Así los estudios indican que reducen entre un 60% a un 90% la posibilidad de adquirir una enfermedad de trasmisión sexual, porcentajes que se incrementan cuando se utiliza de manera inadecuada. Estos datos son fundamentales que los maneje la población para que comprendan que con el condón,  el sexo es más seguro pero no totalmente seguro.


 

  1. 2.      L A   V E R D A D E R A  S E G U R I D A D  D E L   C O N D Ó N

La semana anterior comentábamos el papel del condón en la prevención del contagio venéreo y resaltábamos que su uso sin lugar a dudas disminuye el riesgo de adquirir una infección pero no totalmente sino solamente de manera  parcial.

En las enfermedades que se trasmiten a través del semen como la gonorrea, el VIH/SIDA, y la clamidia, el preservativo usado correctamente puede disminuir la posibilidad de contagio en un 95%. Claro está los estudios mencionan que en las parejas que no son estrictas con su uso, la protección es francamente menor y puede disminuir a cifras de 80% o menos.

Otros gérmenes como el virus del papiloma, el virus del herpes, algunos tipos de sífilis, se trasmiten por el contacto entre los genitales y dependiendo de la localización de las lesiones o brotes infecciosos así será la protección que brinde el condón.

El problema es que es muy común que con estas enfermedades las lesiones estén ubicadas en zonas que el preservativo no cubre, por ejemplo en el vello púbico, la bolsa testicular o escroto, la base del pene, los labios mayores y la zona alrededor del orificio anal, de tal forma que el condón no puede evitar el contacto o roce con esas zonas y por ende la infección se propaga con facilidad de un individuo a otro.

También sabemos que es frecuente que las lesiones sean pequeñas y pasen desapercibidas además, es habitual que sean evanescentes, es decir, aparecen y desaparecen y con frecuencia aparecen en zonas diferentes de manera que los amantes poco meticulosos pueden infectar a sus parejas sin darse cuenta aun utilizando el condón. Desde luego que la posibilidad de infección es menor cuando las lesiones están limitadas a las zonas que el condón cubre.

Merece una mención especial el virus del herpes, ya que recientemente se ha descubierto que la posibilidad de contagio está presente aun cuando no se presenten brotes o lesiones, lo cual agrava más su propagación.

Adicionalmente los estudios indican que porcentajes muy altos de la población utilizan de manera inadecuada el preservativo con lo cual aumenta más la posibilidad de contagio.

Estos datos nos brindan un panorama diferente del contagio venéreo y nos permiten entender la verdadera seguridad que brinda el condón. Además, nos instan a reflexionar sobre las dimensiones y consecuencias de las relaciones sexuales. Desde ya tenemos que entender que el condón no protege contra todo, que el condón es una herramienta más en la prevención del contagio pero que no sustituye el buen juicio y la prudencia.

 

 

 

  1. 3.      LA  C A D E N A   V E N É R E A

Uno de los aspectos más preocupantes de las enfermedades venéreas es que a pesar de todos los adelantos de la ciencia no hemos podido controlar su propagación, y hemos visto reducido nuestro papel a una esfera terapéutica es decir solo podemos tratarlas, neutralizarlas  pero no erradicarlas.

Uno de los grandes problemas reside en lo que se ha denominado la cadena venérea que es la forma en que se propagan estas infecciones de una persona a otra. Lo primero que se dio cuenta la ciencia es que muchas de estas infecciones pasan largos periodos sin dar síntomas de manera que las personas no se percatan de que han sido infectados de manera que no acuden al médico y por tanto no son tratados.

Como la infección no es tratada sigue en el cuerpo con el agravante que desde el momento en que la persona adquiere la infección está en capacidad de contagiar a otros. Así las personas no saben que tienen la enfermedad y tampoco saben que están contagiando a sus parejas sexuales.

El problema es que muchas de estas infecciones pueden pasar años, décadas y a veces la vida entera sin dar molestias, y  a lo largo de todo este tiempo los gérmenes son capaces de pasar de una persona a otra a través de los encuentros sexuales.

Es inimaginable la cantidad de personas que en todo ese tiempo se pueden infectar y que a su vez pueden infectar a otros de tal forma que el ámbito de propagación es cada vez mayor, creando una verdadera cadena de contagio que afecta a  innumerable cantidad de personas y a muchos seres queridos

Esta cadena venérea tiene repercusiones enormes y graves sobre todo cuando pensamos en el ciclo de vida. Así en nuestra sociedad ya es muy común la vida sexual premarital, de manera que es frecuente que una persona adquiera un proceso infeccioso muchos años antes de casarse, que la porte en su cuerpo y que no se dé cuenta porque como señalamos no experimenta molestia alguna.

Cuando se casa, esta infección puede trasmitirse a la pareja y  puede generar diversas problemáticas, por ejemplo, puede que la infección afecte a un futuro niño durante el embarazo, el parto o lactancia. Otras veces las parejas dudan de la fidelidad porque existe la falsa creencia que las enfermedades de trasmisión sexual son prueba inequívoca de una relación reciente con una tercera persona.

También se corre el riesgo que la pareja no se dé cuenta que ha sido infectada y sea con el paso de los años que se percata de su presencia al enfrentar una complicación como un cuadro de esterilidad, un cáncer o la misma muerte dependiendo de la infección adquirida.

 

  1. 4.      E L  R I E S G O  O C U L T O

Señalábamos la semana anterior que las enfermedades de trasmisión sexual o enfermedades venéreas le han ganado la partida a la ciencia y que su propagación afecta a cada vez más personas en el mundo y que nuestro país no es la excepción.

Uno de los mayores problemas del contagio venéreo reside en lo que se  ha denominado el riesgo oculto. Este concepto se viene utilizando para describir que el potencial infeccioso de estas enfermedades no suele ser evidente, incluso para la persona infectada.

Antes se creía que las enfermedades venéreas siempre daban manifestaciones aparatosas, evidentes a simple vista como llagas, secreciones malolientes, ulceras, chancros, o pus que hacían indudable la presencia de la infección.

Hoy sabemos que las nuevas enfermedades venéreas como el VIH/SIDA, el virus del papiloma, el virus del herpes, la hepatitis B y la clamidia pueden pasar largos periodos sin dar ninguna manifestación de manera que las persona infectada no se dan cuenta que porta la enfermedad y por ende infecta al momento de tener relaciones sexuales.

Esto se agrava porque existe la falsa creencia que las enfermedades de trasmisión sexual son exclusivas de personas promiscuas, aventureras, bohemias o que frecuentan shows nocturnos o prostíbulos, y en contraposición se cree que las amas de casa, los estudiantes, los profesionales, y las personas de clase alta están libres de estas infecciones, de manera que muchos reservan el uso del preservativo para aquellas personas que consideran riesgosas, cuando en realidad el riesgo está presente en todas las personas que hayan tenido vida sexual.

El caso típico es el del ama de casa que ha tenido relaciones sexuales solo  con su esposo a lo largo de toda la vida, pero puede que tenga una infección porque su esposo tuvo vida sexual antes de casarse con otras parejas o porque ha sido infiel. Así en ella el riesgo está oculto, más si desconoce la vida sexual de su pareja.

De igual manera se tiene la idea errada de que el éxito social, académico o económico protege del riesgo de adquirir una de estas infecciones.

De manera que la única forma de saber que una persona sin lesiones ni molestias está infectada es realizando exámenes especiales muy meticulosos.

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