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MITOS VIGENTES SOBRE LA VIRGINIDAD

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MITOS VIGENTES SOBRE LA VIRGINIDAD

Durante siglos la sexualidad estuvo fuera de los alcances de la ciencia, fue hasta hace muy poco que la medicina la incluyó como tema de estudio. Este oscurantismo sexual generó múltiples mitos, ficciones, leyendas, creencias y prejuicios, muchos de los cuales, de manera sorprendente, persisten hasta el día de hoy.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Bajo esta perspectiva es que tenemos que comprender la enorme cantidad de ideas erróneas que en torno a la virginidad siguen vigentes en la mente de la población. Así, el dolor y el sangrado con las primeras relaciones sexuales se convirtió “en  la máxima e inequívoca prueba ancestral de la ausencia de vida sexual”.

Los relatos históricos son floridos en mostrar las diversas formas en que familiares de él y familiares de ella exponían a la vista de la comunidad, sábanas y ropas de cama ensangrentadas producto de la desfloración.Están son historias conocidas por todos, lo que no suele ser tan conocido son los motivos por los cuales la virginidad adquiere tal importancia en nuestra cultura. Para sorpresa de muchos, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en señalar que tal importancia está en relación a motivos estrictamente económicos que nada tienen que ver con la moral o la ética.En aquella épocas para el varón era importante tener “una certeza absoluta” sobre quiénes eran sus hijos, para así poder heredarles sus bienes.

En esas condiciones, una mujer virgen, era una garantía de que no llegaba embarazada al matrimonio. Así, la virginidad o la integridad del himen, se convirtió de inmediato en un bien altamente preciado. Para que la mujer fuera digna de casarse, tenía que llegar virgen al altar.Los avances de la ciencia depuraron los conceptos imperantes, y las condiciones socioculturales cambiaron la realidad femenina, desdichadamente no erradicaron todos esos mitos en torno a la virginidad.El primer concepto que suele sorprender a muchos, es que el himen es una estructura sumamente flexible y que se puede desgarrar parcial o totalmente a lo largo de la vida tanto en la infancia, en la adolescencia como en la vida adulta. Ejercicios, bailes, movimientos extensivos de las piernas, pueden provocar rupturas en tan preciada estructura de tal forma que la presencia de un himen roto no es una señal inequívoca de vida sexual previa.

Siguiendo con las sorpresas, las investigaciones señalan que cerca de la mitad de las mujeres no sangran al momento de su primera relación sexual y adicionalmente porcentajes cercanos al 25% presentan apenas un sangrado discreto, rosado, que en nada se parece a aquellas sabanas empapadas de sangre roja rutilante que describen nuestras tradiciones.De igual manera, cerca del 50% de las mujeres no experimentan los severos dolores esperados con la ruptura del  himen. En algunas la experiencia es totalmente indolora y en muchas  apenas molesta. Toda esta información puede resultar aleccionante o jocosa, sin embargo en muchas ocasiones resulta un verdadero alivio que desvanece situaciones de amargura y dolor. Por ejemplo muchos hombres todavía manejan la expectativa de esos sangrados femeninos espectaculares si la mujer es virgen y dudan de su pareja porque no sangró o no sangró así al momento de la primera relación sexual. 

De manera casi enfermiza, guardan por años la duda, la cual sale a relucir en momentos de conflicto o tensión. “De por si no eras virgen cuando te conocí”, “me engañaste saber con quién”, son frases comunes que afloran en discusiones acaloradas.Curiosamente, esto atormenta a ambos, ella sabe que no está mintiendo pero también comprende el recelo de la pareja, porque aunque es consciente que no tuvo vida sexual previa, también es consciente que no sangró, situación que le genera dudas a ella misma. Situación que los deja como pareja en “un callejón sin salida” arrastrando el enigma por años.Como hoy es frecuente que las mujeres tengan varias parejas a lo largo de la vida, es frecuente que las dudas se enarbolen a título personal, es la misma mujer la que se siente intrigada y busca en su pasado algún tipo de “abuso olvidado” que pueda explicar la ausencia del sangrado. A veces no comprendemos la verdadera dimensión de los mitos.

Creemos que por  ser falsos, son inocuos, la verdad es que los mitos no son reales pero sus repercusiones si lo son, y con frecuencia arrastran amargura y dolor. Ese es uno de los papeles de la ciencia, llevar luz a los temas donde reina una oscuridad nociva.

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