PARA LO QUE DURO, MEJOR NI TOCO A MI MUJER
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Soy un hombre casado de 42 años. Nunca he podido controlar bien la salida del semen, soy de los que terminan rápido, pero siempre podía durar lo suficiente para que mi esposa pudiera llegar al “máximo”. Hace tres años, ella estuvo en el hospital casi tres meses, y desde entonces yo he notado que ya no duro nada, al punto que prefiero no tocar a mi mujer, porque ella siempre queda con ganas. Ahora tenemos una relación cada dos o tres meses.
Uno de los grandes hallazgos de la sexología contemporánea es que la mayoría de los disfunciones sexuales provocan que la persona afectada rehúya el contacto sexual, precisamente por el temor a volver a fallar.
Esto es particularmente perjudicial cuando hablamos de la eyaculación precoz, porque el cuadro se agrava con la abstinencia sexual. Es decir, entre menos relaciones sexuales tenga un hombre, más tensión sexual acumula y más rápido va a desencadenar la salida del semen. Esto explica por qué los problemas eyaculatorios son más frecuentes en las personas que no tienen vida sexual periódica. De igual manera, muchos hombres experimentan un mayor control eyaculatorio cuando aumentan la frecuencia de relaciones sexuales.
Por esta razón, una parte importante en el tratamiento consiste precisamente en aumentar los encuentros íntimos, y esto es un aspecto que ambos miembros de la pareja deben entender. Muchos esperan que los medicamentos funcionen aun con relaciones sexuales aisladas y eso es poco probable que suceda.
Desde luego que hoy contamos con diversos tratamientos que suelen ser muy efectivos, y es común que las parejas “tomen un nuevo aire”, que los motiva a tener más relaciones sexuales y por ende a recuperar su plenitud sexual.