DE APUNTADA PASÉ A MUY QUITADA
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Soy una mujer divorciada de 34 años. Siempre fui “muy apuntada” para el sexo, y durante mi único embarazo me aumentó aún más el deseo sexual, pero mi pareja más bien se mostraba apático. Me separé cuando nació mi hijo, y fueron días muy difíciles porque tenía muchas ganas. Ahora soy muy quitada para el sexo. Un día una compañera me preguntó si yo me pensaba quedar sola y fue cuando me di cuenta que ya no necesito estar con alguien.
El deseo sexual experimenta fuertes variaciones a lo largo de la vida, y particularmente en ciertas etapas se observan cambios radicales, así muchas mujeres durante el embarazo relatan un importante incremento en el deseo sexual, que muchas veces se prolonga durante la lactancia y aun unos meses después, sin embargo, cuando no se cuenta con una pareja con la cual disfrutar este aumento del apetito sexual, es común que el deseo se apague al cabo de un tiempo y que la sexualidad se desvalore desde el punto de vista racional al extremo que deja de ser importante.
Estas personas rehacen su vida desde una perspectiva laboral, familiar, muchas veces sin darse cuenta que han excluido el área emocional y sexual, al extremo que viven sin cariño y sin sexo con todas las repercusiones que esto conlleva.
Muchas de estas personas pasan los mejores años de su vida como dormitando, acallando sus sentimientos y cuando se percatan de esta apatía lamentan no haber buscado ayuda profesional a tiempo.
Aun cuando la vida de pareja caótica y conflictiva puede provocar fuertes daños a múltiples niveles y sobre todo en la autoestima, no se debe permitir que eso nos desencante del amor y nos condene a una vida en soledad, porque “no es bueno estar solo”.