A MI HERMANO LE HICIERON UNA BRUJERÍA
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Soy una mujer soltera de 22 años. Sé bien que los médicos no creen en maleficios, pero mi hermano estaba casado y todo iba bien y de un momento a otro comenzó a llegar muy tarde, y un día dijo que se iba de la casa. No quiso dar ninguna explicación. Luego me enteré que tenía tres meses de andar con una muchacha, que apenas conocía y se fueron a vivir juntos. Y le anda diciendo a la gente que van a pedir un bebé. Mi mamá dice que le echaron una brujería.
Esta es una situación sumamente frecuente en nuestra cultura. De una manera súbita e inesperada una persona rompe un vínculo marital estable, de larga data, en el nombre de un nuevo amor, con quien de manera acelerada y en muy poco tiempo cohabitan y hasta buscan un embarazo. Como esta secuencia de actos ocurren muy rápido y de manera sorpresiva, a los familiares y allegados les resulta inexplicable y le da una connotación mágica y sobrenatural.
En realidad, todo este comportamiento obedece a una reacción emocional muy marcada que se denomina “limeranza”, que es una especie de enamoramiento intempestivo e intenso en el cual el individuo experimenta una profunda atracción al punto de estar dispuesto a hacer todo lo necesario por esa nueva relación.
Los grandes romances de la literatura, como Romeo y Julieta, o Amanda y Manuel son un claro ejemplo de este tipo de reacción. Por lo general, estos amores intensos suelen ser breves, a lo sumo un año y medio, por esa razón ante una atracción de ese calibre, en muchas ocasiones lo recomendable es vivir y disfrutar la vivencia, pero no tomar decisiones importantes, hasta que pase un tiempo prudente y así valorar si esa relación que surge tiene futuro y llena las expectativas.