EL DÍA DE LOS INOCENTES
INOCENTADAS SEXUALES
Falsas verdades – mentiras verdaderas
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El Día de los Inocentes o, de manera completa, el Día de los Santos Inocentes es la muy conocida conmemoración de la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por Herodes I el Grande con el fin de deshacerse del Niñito Dios.
Desde luego, esta fecha encierra un enorme significado histórico, cultural y religioso, sobre todo para nuestros pueblos creyentes en Cristo. Curiosamente, en los países hispanoparlantes se acostumbra recordar este día con bromas y farsas llamadas “inocentadas”.
El escenario es conocido por todos: quien se cree la mentira recibe de inmediato el estribillo “pasó por inocente” y, de manera infantil, se le agrega “comiendo pan caliente”. Es una jocosidad en la cual tratamos de no caer y procuramos hacer caer a los demás, bajo un manto de amistad, celebración y cordialidad.Por supuesto, todas estas “mentiras” son nobles y jocosas, no así las que a diario suceden en materia sexual.
A lo largo de la vida hemos sido víctimas de muchas “inocentadas”, que más que triviales bromas tienen significativas consecuencias. Veamos:
1. ¿A cuántos les dijeron que terminar afuera era más que seguro para no correr riesgos en materia sexual? Pues bien, sin duda “pasaron por inocentes”. De acuerdo con los estudios, el coito interrumpido es un método de baja eficacia para prevenir el embarazo y, peor aun, para evitar el contagio venéreo.
2. Más común es la idea de que las pastillas anticonceptivas funcionan varios días después de haber abandonado la toma. La idea de que el efecto contraceptivo persiste semanas después de haber acabado el paquete es totalmente falsa. Cuidado con esa inocentada.
3. Los que pasan por inocentes creen que la edad daña la potencia sexual: “Después de los cincuenta, ya uno no está pa’ esos trotes”, “Con la edad, ya uno no sopla”. Estas ideas, absolutamente falsas, han imperado en la sociedad. Sin duda, en nuestra cultura “comemos pan caliente”.
4. Más inocentes somos los hombres de ciencia al creer que, ubicando condones en las cajas de los supermercados y facilitando la consulta de planificación familiar, se acabarían los embarazos no deseados. Hoy, después de más de treinta años de propiciar el control natal, cerca de la mitad de los niños que nacen siguen siendo producto de embarazos no planeados.
5. Muchos se creyeron la falsa idea de que el ejercicio baja la vejiga, los senos y hace que todo se afloje. Terrible inocentada que, de manera muy conveniente y muy cómoda, nos creímos para sacar el ejercicio de nuestra agenda cotidiana y seguir echados “navegando o viendo tele” en nuestro tiempo libre.
6. Por mucho tiempo, pasamos de inocentes cantando y creyendo que “el guaro es un alimento y yo solo jumo quisiera estar”. Nos dijeron que el vino era romántico, que la cerveza propicia el sexo en la playa, que el whisky da un toque magistral a la intimidad, que el vodka agrega un matiz foráneo a los encuentros sexuales. Pues sí, pasamos por inocentes. En realidad, el licor afecta la erección y, en la mujer, dificulta la consecución del orgasmo.
7. Cuidado, ahora “nos quieren hacer pasar por inocentes” con las drogas, cuando MIENTEN AL DECIRNOS que no dañan, que no afectan, y algunos hasta se dejan decir que incrementan el potencial humano e incluso el rendimiento sexual. Pero no nos dicen que este sorprendente interés internacional por la legalización de la marihuana obedece a las ansias de ciertas transnacionales de comerciar cuanto antes con la adicción de los pueblos.
8. Pasamos por inocentes cuando nos quejamos de no tener tiempo, de vivir sumergidos en el trabajo y, por eso, tener debilitada el área sexual. La verdad, en los cinco mil años de historia, somos las primeras generaciones que solo trabajamos ocho horas diarias. Nunca antes los sábados y los domingos habían sido días libres. Hoy disponemos de “ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para ver las flores”, como decían los héroes de Chicago. Entonces, si no se tiene tiempo para el sexo, probablemente se trate de problemas para administrar tanto tiempo libre.
9. Más inocentes somos cuando creemos que el estrés quita el deseo sexual. Si el estrés afectara la iniciativa sexual, la humanidad ya se hubiera extinguido. El sexo es una fuerza suprema que emerge aun en condiciones realmente adversas. Guerras, persecuciones, censuras, prejuicios, matanzas y desvelos no han podido aniquilar la sexualidad ni la ternura.
10. Y nos dijeron que los homosexuales no entrarían al reino de Dios. Hoy, el Papa del fin del mundo le puso fin a esa censura medieval.