CON LA RECONCILIACIÓN PASAMOS TODO EL DÍA ENCENDIDOS
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Soy un hombre de 38 años. Mi esposa y yo en los primeros años nos llevábamos muy bien en la cama, pero con el tiempo eso se perdió, y nos fuimos distanciando también en lo emocional hasta que nos separamos. Desde que nos separamos, los dos pasábamos mandándonos mensajes hasta que nos reconciliamos. Y lo raro, es que desde que volvimos hace seis meses, el sexo es como en los viejos tiempos, pasamos todo el día encendidos.
En la actualidad esta es una situación muy frecuente en nuestra sociedad. Parejas que, ostentando una vida emocional y sexual altamente gratificante, se descuidan y enfocan el centro de la atención en aspectos banales de la vida al punto que la relación llega a debilitarse.
En estos casos la separación no sucede por un conflicto determinado, sino simplemente porque la relación se desvitaliza, se pierde el interés, se esfuma la pasión, el convivio cotidiano se vuelve el de dos amigos, el de dos hermanos, pero no el de dos esposos.
Infinidad de estas parejas viven juntas por años resignadas a una vida fría, insípida, apática, displicente. Algunas no pueden seguir viviendo así, y se separan y con el tiempo es común que encuentren un nuevo amor. Otras, justo con la separación se dan cuenta del error en que incurrieron y comprenden que la reconciliación es una oportunidad valiosa que no quieren desaprovechar.
Por eso, le dan a la relación de pareja el protagonismo que merece y logran así vitalizar el vínculo tanto en el área emocional como en la esfera sexual. Muchos hablan de estas reconciliaciones como una segunda luna de miel por la intensidad del afecto y por la pasión desmedida que se desata.