Navidad y Año Nuevo
¿FELICES FIESTAS?
No debemos olvidar el verdadero sentido
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¿Dónde quedaron los saludos decembrinos de Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo? ¿Dónde quedó la Navidad y su sentido de unión y de familia? ¿En que momento se convirtió esta época del año simplemente en una Fiesta?
Una traducción apresurada ha hecho creer a muchos que las actividades de fin de año son simples pachangas, así diversos grupos comienzan a incorporar la frase “Felices Fiestas”, para designar la Navidad y el Año Nuevo.
Históricamente, la Navidad ha sido un periodo en el cual realizamos una pausa laboral para conmemorar el nacimiento de una nueva cosmovisión, de una nueva filosofía de vida, en la cual la compasión, la solidaridad y el mutuo auxilio se convirtieron en valores supremos.
Hoy, muchos se cuestionan los cánones de las nuevas generaciones. Ya es una queja reiterada la que se le hace a la juventud con sus gustos y sus alienaciones. No nos damos cuenta que es precisamente entre portales y tamales, entre vientos navideños y villancicos, entre regalos y sonrisas, y con el convivio entre amigos y familiares; que se nos presenta a los padres la enorme posibilidad de inculcar y compartir con los jóvenes los valores que profesamos.
Es importante que nuestros hijos comprendan que la Navidad es algo más que ir a Zapote, que es algo más que una corrida de toros, que es algo más que un montón de regalos caros, que es algo más que los chinamos y conciertos. Es importante que entiendan que la Navidad no es una fiesta, que la Navidad es, ante todo, una conmemoración de los más altos valores que profesa nuestra sociedad.
Por eso, no veo con buenos ojos la mala traducción del anglicismo de Felices Fiestas. Tal vez reservemos esa frase para las fiestas de Palmares, pero no podemos confundir la Navidad con una tomatinga festiva.
Desde luego que las estadísticas me desmienten. Cada vez son más los hogares que viven la Navidad como si fuera una burda fiesta de licor y trasnochadas, de las que surge la violencia intrafamiliar, los conflictos maritales, el síndrome del niño agredido.
Le invito a que construya una navidad a su manera, con la familia, con la gente que aprecia, sin licor, sin drogas, sin agresiones ni hostilidades. Celébrela a la tica, comparta y regocíjese con sus seres queridos y enséñeles a sus hijos que la Navidad no es una fiesta más, que la Navidad es la celebración del cumpleaños del Ser Supremo.