¿QUÉ PIENSAN ELLAS CUANDO ELLOS TERMINAN RÁPIDO?
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Uno de los problemas sexuales más frecuentes en nuestra sociedad es la eyaculación precoz. Ocurre cuando el hombre no puede controlar la salida del semen, de tal manera que termina sumamente rápido, al punto de no dar tiempo a la mujer de experimentar el placer y el deleite de la relación sexual.
Algunas veces el problema eyaculatorio es tan severo que muchos hombres eyaculan apenas introducen el pene en la cavidad vaginal y algunos aun antes de penetrar. Cuando es un hecho aislado, para el hombre es una situación frustrante, en la cual experimenta una especie de decepción, en el sentido de no haber sido capaz “de aguantar” hasta que ella pudiera llegar al orgasmo.
El problema alcanza otras dimensiones cuando la falla es repetitiva, pues provoca diversos efectos tanto psicológicos, como vivenciales. Vergüenza, temor, bochorno, pena, retraimiento y hasta un deseo de evitar los acercamientos sexuales son algunas de las reacciones del hombre ante su mal desempeño sexual. En algunos casos, las repercusiones van más allá: generan auténticos cuadros depresivos y problemas de autoestima.
Hoy se comienza a dar una particular atención a la reacción de la mujer ante esta falla sexual masculina. Así, muchas y probablemente la mayoría optan por callar, porque temen afectar la autoestima del varón y hasta temen su reacción. Otras deciden fingir el orgasmo, con lo cual el hombre tiene la sensación de que su mujer también participó del deleite sexual.
Algunas pasan por alto estas reiteradas fallas masculinas, dando por entendido que el acto sexual estuvo bien, aun cuando ambos -él y ella- saben que no fue así. Desde luego, todos estos procederes solo perpetúan el mal desempeño sexual. La vida sexual se convierte en una colección de fracasos para el varón y en una secuencia de actuaciones y falsetes para la mujer, que deja a ambos insatisfechos sexualmente.
Otras mujeres creen que son ellas quienes están fallando en la cama, porque no son capaces de alcanzar rápido el orgasmo. Manejan ideas ancestrales de “soy fría”, “me cuesta llegar”, “no sé qué me pasa”, cuando en realidad la falla es mayoritariamente masculina.
El panorama es más nocivo cuando la mujer considera que la eyaculación precoz del varón es voluntaria, es decir, cuando ella cree que él termina rápido porque quiere, porque solo piensa en su deleite y es un egoísta, a quien no le importa que ella se quede con ganas. En estas circunstancias, las repercusiones no se limitan al área sexual: la mujer se siente contrariada y resentida, y esto suele implicar roces y enfrentamientos en el día a día.
En otras parejas, más advertidas, aunque esto les genera un enorme sufrimiento y les resulta una auténtica amenaza, comparten su desazón, su pesadumbre, y más bien se unen ante el problema sexual y se motivan mutuamente para acudir a la consulta.
Es grande la sorpresa de esas parejas cuando, al ir a la consulta, se enteran de que los problemas eyaculatorios hoy se suelen resolver con facilidad. En cuestión de unas cuantas semanas, la mayoría de las parejas logran asumir una vida sexual satisfactoria y placentera para ambos. Quizás, el único pesar que les queda es no haber consultado mucho antes.