La estabilidad nacional es directamente proporcional a la estabilidad y solvencia de la Caja Costarricense del Seguro Social. Una persona puede pagar un  peaje injusto, lidiar con un recibo de luz desproporcionado, levantarse dos horas antes para evitar las presas, llevar año a año el carro a una revisión trivial y sin sentido;  pero no puede ver a su familia enferma y no recibir atención médica. Ese  abuso sí que no lo aguanta nadie, porque todos sabemos que el dolor que emana de la enfermedad es cruel y despiadado.

La seguridad social es indispensable para mantener la paz, y estamos obligados a heredarla a nuestros hijos para asegurarles una patria como la entendieron nuestros próceres: solidaria, sana y sin grandes brechas sociales.

Por eso y por mucho más es que necesitamos fortalecer a esta institución. Recientemente,  se publicó la indignante noticia que por enredos legales,  no es posible cobrar cifras cuantiosas que le adeudan a la Caja. Posteriormente se informó, con bombos y platillos, que se recuperaron unos cuantos miles de millones de colones, pero en letra pequeñita se aclaraba que lo recobrado representa apenas el 1% de lo que se le adeuda.

Recordemos que hoy la salud es cara, tanto la privada como la institucional. Los avances de la ciencia lo generan firmas eminentemente comerciales que venden a precios desorbitantes sus equipos, sus reactivos, sus medicinas, para financiar sus futuras investigaciones y también los lujos y caprichos de sus grandes accionistas.

En el mundo globalizado, la salud  es un negocio más; en Costa Rica, aun la entendemos como un derecho sagrado de  nuestra población.  Para que la Caja sea un ente eficiente y competente en salud y en finanzas, es necesario que encontremos el punto de equilibrio entre ambas ideologías.

Ninguna empresa progresaría con cuentas por cobrar tan altas como las de la Caja. Por eso debemos hacer las leyes necesarias y a la medida para cobrar sin demora todo ese capital que los morosos le roban a esta institución. En este país elegimos 57 diputados para que ante todo hagan las leyes que el país requiere.

Quien le roba a la Caja, le está robando el futuro a las nuevas generaciones y pone en entredicho nuestra estabilidad. Hoy más que nunca, tenemos que entender que todo lo relacionado con la Seguridad Social es un asunto de Seguridad Nacional.