Existe una enorme confusión a nivel social sobre el efecto del licor sobre la respuesta sexual. Constantemente observamos que es el protagonista de los encuentros eróticos y afectivos. Un hombre maduro, en una cabaña en la montaña, a la par de una chimenea, toma pausadamente un whisky mientras seduce una atractiva dama que lo acompaña.

Una pareja de jóvenes en trajes de baño minúsculos, bailan y sonríen en la playa bebiendo una cerveza y mientras el atardecer dicta que es momento de hacer el amor. Este tipo de imágenes publicitarias y muchas más, han asociado socialmente el licor a la vida sexual. Por eso, es totalmente válida y pertinente la pregunta de cuál es el verdadero efecto del licor sobre la respuesta sexual.

Lo realmente interesante de las repercusiones del licor en la vida sexual es que varía de manera radical acorde a la cantidad ingerida. Así, en cantidades muy pequeñas, como una o dos cervezas se sabe que, en algunas personas, provoca una desinhibición sexual que propicia el deseo y el deleite sexual. Curiosamente, en otras personas, aun con esas pocas cantidades, más bien provoca sueño, letargo y cierta lejanía sexual.

El efecto se vuelve más uniforme cuando la cantidad de licor ingerida supera los dos tragos o dos cervezas. En esos casos, en el hombre se falsea la erección. Esta se vuelve débil, al punto que  muchas veces no se puede terminar el acto sexual porque la erección se desvanece. En la mujer, por su parte, se inhibe el deseo y se dificulta la consecución del orgasmo.

El efecto del licor sobre la eyaculación precoz merece mención aparte. Se dice que unas cuantas copas evitan que el hombre termine rápido. Al respecto, la ciencia nos indica que, en algunos varones, pequeñas cantidades de alcohol  pueden retrasar la salida del semen, pero que, muchas veces, provoca que el hombre no pueda eyacular o que pierda la erección. Además, frecuentemente, el atraso en la salida del semen no es considerable como para considerarlo como una solución a la eyaculación precoz o una garantía de un  buen desempeño sexual.

Adicionalmente, debemos recordar que en nuestra cultura es tradicional la toma masiva de licor y el poco control sobre la ingesta. Aún cuando muchos se proponen solo tomar una o dos copas, frecuentemente se termina con una auténtica  borrachera, la cual, sin lugar a dudas, impide el rendimiento sexual.