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Una fecha de reflexión.

FELIZ DIA PAPÁ

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FELIZ DIA PAPÁ

Precisamente, este domingo celebramos el Día del Padre, y no puedo más que llenar mi pecho de orgullo y felicitar a todos los padres que, a lo largo de la vida de los infantes, han estado con su mano pronta a proteger; a los padres que han visto crecer a sus hijos y han velado sus sueños y desventuras; a los padres que han entendido que entre los mayores regalos que se le pueden brindar a un hijo figura, sin ningún otro parangón, querer a la madre.

Escribir al DR. Mauro Hoy

A los padres que lograron desatarse de las amarras del machismo y del conformismo y, con el sudor de la frente, criaron y crearon hombres de bien en sus hijos; a los padres que entendieron que la paternidad es una de las más gratificantes responsabilidades. Sin embargo, debemos ser claros: todavía continuamos celebrando esa fecha a medias, a medias porque la mitad de los niños no tienen padre, a medias porque tenemos un 50% de embarazos no deseados, a medias porque muchos padres esconden sus ingresos para así dar pensiones paupérrimas muy por debajo de lo justo.

Dentro de esa misma dimensión de irresponsabilidad corrupta, muchos padres creen que cumplir con su paternidad es velar simplemente por el bienestar físico de sus hijos y se limitan a dar un aporte económico, con lo cual olvidan la importancia de la presencia sicológica del padre en el desarrollo de los pequeños.Más ingratas aun resultan aquellas madres que alcahuetean a esos padres y omiten los trámites para la pensión alimenticia o para las pruebas de paternidad, por el miedo a que su hombre las deje de querer.

Olvidan que un hombre que no asume sus responsabilidades no llega a hombre y mucho menos llega a querer.Hoy las nuevas generaciones están inmersas en mundos repletos de drogas. Recientemente se publicó que el consumo no solo aumenta sino que empieza en etapas cada vez más tempranas. Con la miopía gubernamental, no nos queda más que entender que la familia es la encargada de velar porque los hijos no ingresen al nefasto mundo de las drogas.

El estudio que tanto les ha costado a los pueblos conseguir, que tanto le costó a nuestro país consagrar como derecho y como obligación se está convirtiendo en un castigo. En las nuevas generaciones, vemos puñados de jóvenes que no quieren estudiar y, peor aun, no quieren trabajar, es decir, “no quieren hacer nada”.

Mucho de esto devela hogares desintegrados, hogares disfuncionales, la ausencia de una figura de autoridad en la vida del infante, y esa figura se llama padre. Por eso, es momento de recapacitar, de pensar en nuestro papel como padres, si estamos pecando de buenos, de alcahuetes, de ausentes, o si estamos cumpliendo la responsabilidad que asumimos al traer un niño al mundo, porque, ante todo, debemos recordar que nuestros hijos son nuestra creación y nosotros somos el molde.

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