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ARTÍCULO DE OPINIÓN.

UNIVERSIDADES Y MERCADO

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UNIVERSIDADES Y MERCADO

Recientemente un académico de alta monta de una prestigiosa universidad señaló  que “en las universidades  el mercado no puede ser el que determine el camino a seguir”. De una manera diáfana expuso que el compromiso universitario es con la sociedad y no con el mercado. Así mismo se preguntaba ¿cuándo va a ser rentable la poesía o la astronomía? Sus ejemplos elocuentes, sin embargo pueden generar cierta confusión.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Debemos diferenciar lo que es el mercado de lo que es la sociedad, y desde luego el alumnado. En el sentido que no podemos seguir graduando a diestra y siniestra profesionales que nuestra sociedad no es capaz de darle trabajo.

No es posible que los hogares hagan el magno esfuerzo de costear una carrera sea en una universidad privada o pública, y que al final del camino, los profesionales tengan que buscar trabajo como secretarias o recepcionistas. Situación que es más agobiante, cuando se pidió un préstamo para costear los estudios, con la idea de cancelarlo justo cuando ya graduado comenzaba a ganar como profesional.

En esta trampa se encuentran muchas familias en Costa Rica, con uno o dos hijos profesionales desocupados, porque estudiaron carreras que están saturadas en el mercado y de la que se siguen graduando centenas de estudiantes cada cuatrimestre. Es una situación muy ingrata, darme cuenta que cada año somos más los desocupados y cada año se alejan más las posibilidades de realizarme profesionalmente.

Un país debe planificar las carreras universitarias acorde a su mercado laboral y ante todo, el estudiante debe conocer las posibilidades reales de conseguir trabajo. A muchos nos gustaría estudiar por estudiar, el alma máter es una deleite, no cabe duda que el estudio es un delicatesen pero la verdad es que somos un país pobre y como tal  estudiamos además para ganarnos el pan nuestro de cada día.

En la situación económica que vive el país, donde el dólar fluctúa respondiendo al antojo de unas élites, y el costo de la vida se nos va de las manos, no podemos darnos el lujo de graduar desempleados, no podemos darnos el  lujo de graduar lo que no necesitamos, no podemos darnos el lujo de condenar al desempleo a tantos profesionales.

Es momento de recapacitar como nación, y preguntarnos cuántos nutricionistas, psicólogos, o periodistas y demás profesionales podemos como país absorber laboralmente. Es momento de que conozcamos con detalle nuestro mercado laboral. Porque el desempleo profesional y la sobreproducción profesional es un desperdicio que causa subdesarrollo.

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